jueves, 19 de marzo de 2015

Último Rugido (X)







X
Eyland

-¿Con una lanza? Qué final más triste y simple... .El hombre ríe a carcajadas otra vez. -Muy digno de mi hermano mayor.
-¿Tu... hermano? -¿Entonces... tú no eres Joseph?
-Por supuesto que mi hermano. Gemelo, de hecho. -Hace una pausa de unos segundos, la cual yo aprocecho para intentar asimilar todo esto. ¿El gemelo de Capomafia? Parece increíble. -¿De verdad nada, Eyland? Esperaba más de ti...
-¿A qué te refieres con eso?
-Y que un chico tan simplón haya desbaratado tantos planes... Claro que no ocurrirá lo mismo conmigo al mando.
-Maldita sea. -Me pongo rojo y suspiro furioso. -¿De qué demonios hablas?
-“Cuando deseen encontrarme, recuerden que el lobo siempre aúlla a la misma luna cuando está llena”. Dime, Eyland, ¿qué ves en el cielo?
-Una luna llena. Entonces tú...
-Parece que por fin te has dado cuenta.
-Impeesa.
-Correcto.
-Por fin te veo la cara. -Interviene, de pronto y sin previo aviso, mi compañera de viaje, que había estado todo este tiempo en silencio, observando expectante el transcurso de la acción.
-Oh, tú debes de ser la preciosa Engla. -¿Cómo sabe él...? -Un placer volver a verte, todo sea dicho.
-¿Me conoces?
-Bastante bien, querida. -Ríe de nuevo, de esa forma que lo hace parecer tan siniestro. -La pregunta adecuada es... ¿te conoces tú? -¿Y eso a qué viene?
-Yo... Yo... -Se ve realmente impactada, como si la cuestión hubiera tenido en ella el efecto de un cubo lleno de agua helada. ¿Qué ocurre, Engla?
-Déjala en paz. -Replico, casi a gritos. -No juegues con ella.
-Oh, ¿y por qué no? Puedo.
-No pienso permitírtelo.
-¿Y qué vas a hacer al respecto? -Una sonrisa casi diabólica se dibuja en su rostro adornado con la barba de tres días.
-Te encontraré... -Digo entre dientes, sintiéndome como un león al que acaban de retar a un duelo por el liderato de su manada. -Y entonces...
-¿Y entonces qué, Eyland?
-Te mataré.
-Oh. -Ríe por cuarta vez. Maldita sea, ¿qué le pasa en la cabeza a este tipo? No es nada cuerdo. -Permíteme dudarlo.
-¡¿Que te qué?! ¿Pero tú te has visto? -Tiene que estar bromeando. Luce tremendamente demacrado, ¿de verdad espera aguantar uno de mis golpes?
-Ya puedes venir conmigo, pequeño amigo mío.
Al principio pienso que me habla a mí, pero me equivoco. Se gira en su sillón y le dice esto a lo que parece ser el aire. ¿Está hablando solo? No entiendo nada. Pero no, de nuevo error; no se ha vuelto loco. Una sombra aparece a su espalda, a lo lejos, y comienza a acercarse a él despacio, con mucha delicadeza.
-No seas muy... -No consigo oír esta palabra, pues habla con la sombra a susurros. -¿Está bien? -Y la forma asiente.
-Vale. -Esto sí puedo escucharlo con claridad y, la voz, me es extrañamente familiar...
Y es entonces cuando alcanza la pequeña luz que ilumina a Impeesa.
-¡Desmond!

No hay comentarios:

Publicar un comentario