martes, 15 de abril de 2014

Sueños Espiral (XVII)





VII

-Tú....

Puedo verla desplomarse, caer en el suelo chorreando sangre. Ella ha recibido el machetazo, ¿por qué ella? ¡Ella me odia!

-Oh... Parece que el amor pudo con el odio. -Tyr habla mientras levanta de nuevo el enorme cuchillo. -Pero no ha servido de nada, morirá igual.

-Espera, por favor... -Una lágrima cae de mi rostro.

-Shinjin... Te amo. -Haruka se levanta del suelo, su herida es demasiado profunda, ella morirá.

-Haruka, yo...

-Oh, ¿te arrepientes ahora, Eyland? No es la primera persona que muere por culpa tuya, ¿recuerdas?

Este hombre ama hacerme daño, sentir mal. He matado a mucha gente en este pueblo, aunque sigo sin saber el motivo por el que ha pasado todo esto.

-Te odio, Tyr.

-¡Yo no soy ese! -Me golpea en la cara, por lo que caigo al suelo. Esta vez, la sangre sí que es la mía.

-Ya... -Me limpio la boca como puedo con ayuda del hombro.

-Lo demostraré. -Se acerca a Haruka. -Tyr nunca haría nada como esto.

Levanta el cuchillo y lo clava en el estómago de la chica. Veo como sus ojos pierden todo tipo de vida, y la bilis sale por la boca de la chica, casi a vomita.

-¡Espera!

-Ya no puedes hacer nada por ella.

-Sí, tienes razón... -Sollozo en el suelo. -Ella ha muerto, ha muerto por mí.

-Buena deducción... -Maldito sarcasmo el de este chico...

-No quiero que nadie más muera por culpa mía. -Vuelvo a mi posición, agachado y con las manos en la espalda.




Una idea fugaz pasa por mi cabeza: podría sólo girarme y darle una patada, golpearlo hasta que su cara se viera irreconocible. No lo mataría, no cambiaría nada, pero él se quedaría con un recuerdo mío en el rostro.

-Ahora... Por fin... -Alza el machete mientras me mira con odio, babeando como un niño hacia una chuchería. Soy su caramelo y él va a devorarme. -Por fin voy a matarte.

-No hoy... -Susurro, pero nadie lo oye.

Deja caer el cuchillo con fuerza, pero me muevo lo justo y suficiente para que mi corte sea poco profundo y rompa las esposas de plástico, por lo que mis manos están libres.

Aprovechando la confusión del momento, me levanto y golpeo el costado de Tyr, y luego la mandíbula, y por último lo lanzo al suelo de una patada en el estómago.

Salgo corriendo de la plaza, entre la completamente conmocionada gente. Mientras me alejo veo a Tyr caer al suelo, con dificultades para respirar, mientras Engla sale corriendo detrás mía. Va más rápido que yo, por lo que decido volver a la cabaña en la que he pasado la noche.

Abro la puerta y me encierro en la caseta de una habitación, bajo una de las camas.

-No puedes escapar de mí, Shinjin.

-Casi suenas como ella... Qué mal.

-Oh, vamos.

Abre la puerta y comienza a buscarme por la habitación. Podría sólo golpearla, ella no parece muy fuerte, creo que podría noquearla. Salgo de bajo del colchón y me acerco a ella por la espalda.

-Hiciste mal en salir.

-Oh, ¿por qué?

-Por esto.

Se gira justo cuando estoy detrás suya y lanza un puñetazo hacia mí. Consigo esquivar el puño, pero me roza la cara y me hace un rasguño bajo mi ojo.

-Buen golpe.

Le devuelvo el golpe, pero se agacha y me empuja. Puede que ella no sea muy fuerte, pero ella es pequeña y realmente rápida.

-Éstos serán mejores.

Lanza una patada y un puñetazo tras otro, haciéndome retroceder.



-Eres mejor de lo que creía.

-Soy muchas cosas, Eyland.

Se pega a mí y me pone justo contra el marco de la ventana. Puedo ver el borde de Tennō desde aquí, está apenas a escasos centímetros.

-Lo siento por esto.

Me agacho y la agarro de la cintura, la levanto y la subo a la cornisa. -Esto me duele más a mí que a ti, bella dama.- pienso.

Y entonces, mientras la puerta se abre y Tyr entra rabioso por mí, empujo a Engla por el abismo.

Lo que más me desconcierta es que, cuando cae, está sonriendo.

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