VII
-Tú....
Puedo
verla desplomarse, caer en el suelo chorreando sangre. Ella ha
recibido el machetazo, ¿por qué ella? ¡Ella me odia!
-Oh...
Parece que el amor pudo con el odio. -Tyr habla mientras levanta de
nuevo el enorme cuchillo. -Pero no ha servido de nada, morirá igual.
-Espera,
por favor... -Una lágrima cae de mi rostro.
-Shinjin...
Te amo. -Haruka se levanta del suelo, su herida es demasiado
profunda, ella morirá.
-Haruka,
yo...
-Oh,
¿te arrepientes ahora, Eyland? No es la primera persona que muere
por culpa tuya, ¿recuerdas?
Este
hombre ama hacerme daño, sentir mal. He matado a mucha gente en este
pueblo, aunque sigo sin saber el motivo por el que ha pasado todo
esto.
-Te
odio, Tyr.
-¡Yo
no soy ese! -Me golpea en la cara, por lo que caigo al suelo. Esta
vez, la sangre sí que es la mía.
-Ya...
-Me limpio la boca como puedo con ayuda del hombro.
-Lo
demostraré. -Se acerca a Haruka. -Tyr nunca haría nada como esto.
Levanta
el cuchillo y lo clava en el estómago de la chica. Veo como sus ojos
pierden todo tipo de vida, y la bilis sale por la boca de la chica,
casi a vomita.
-¡Espera!
-Ya
no puedes hacer nada por ella.
-Sí,
tienes razón... -Sollozo en el suelo. -Ella ha muerto, ha muerto por
mí.
-Buena
deducción... -Maldito sarcasmo el de este chico...
-No
quiero que nadie más muera por culpa mía. -Vuelvo a mi posición,
agachado y con las manos en la espalda.
Una
idea fugaz pasa por mi cabeza: podría sólo girarme y darle una
patada, golpearlo hasta que su cara se viera irreconocible. No lo
mataría, no cambiaría nada, pero él se quedaría con un recuerdo
mío en el rostro.
-Ahora...
Por fin... -Alza el machete mientras me mira con odio, babeando como
un niño hacia una chuchería. Soy su caramelo y él va a devorarme. -Por
fin voy a matarte.
-No
hoy... -Susurro, pero nadie lo oye.
Deja
caer el cuchillo con fuerza, pero me muevo lo justo y suficiente para
que mi corte sea poco profundo y rompa las esposas de plástico, por
lo que mis manos están libres.
Aprovechando
la confusión del momento, me levanto y golpeo el costado de Tyr, y
luego la mandíbula, y por último lo lanzo al suelo de una patada en
el estómago.
Salgo
corriendo de la plaza, entre la completamente conmocionada gente.
Mientras me alejo veo a Tyr caer al suelo, con dificultades para
respirar, mientras Engla sale corriendo detrás mía. Va más rápido
que yo, por lo que decido volver a la cabaña en la que he pasado la
noche.
Abro
la puerta y me encierro en la caseta de una habitación, bajo una de
las camas.
-No
puedes escapar de mí, Shinjin.
-Casi
suenas como ella... Qué mal.
-Oh,
vamos.
Abre
la puerta y comienza a buscarme por la habitación. Podría sólo
golpearla, ella no parece muy fuerte, creo que podría noquearla.
Salgo de bajo del colchón y me acerco a ella por la espalda.
-Hiciste
mal en salir.
-Oh,
¿por qué?
-Por
esto.
Se
gira justo cuando estoy detrás suya y lanza un puñetazo hacia mí.
Consigo esquivar el puño, pero me roza la cara y me hace un rasguño
bajo mi ojo.
-Buen
golpe.
Le
devuelvo el golpe, pero se agacha y me empuja. Puede que ella no sea
muy fuerte, pero ella es pequeña y realmente rápida.
-Éstos
serán mejores.
Lanza
una patada y un puñetazo tras otro, haciéndome retroceder.
-Eres
mejor de lo que creía.
-Soy
muchas cosas, Eyland.
Se
pega a mí y me pone justo contra el marco de la ventana. Puedo ver
el borde de Tennō desde aquí, está apenas a escasos centímetros.
-Lo
siento por esto.
Me
agacho y la agarro de la cintura, la levanto y la subo a la cornisa.
-Esto me duele más a mí que a ti, bella dama.- pienso.
Y
entonces, mientras la puerta se abre y Tyr entra rabioso por mí,
empujo a Engla por el abismo.
Lo
que más me desconcierta es que, cuando cae, está sonriendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario