miércoles, 30 de abril de 2014

Sueños Espiral (XXII)












Bajo Presión





























































I
Eyland

¿Cómo he podido permitir algo así? ¿Cómo la he dejado convencerme de que estaría bien? Sabía que ella corría peligro, sabía que no terminaría de una forma bonita, y aún así la creí. ¿Por qué lo hice?

Engla está realmente acabando con ella. A medida que me alejo veo cómo sus piernas golpean en la cara de la joven princesa. Es como un ritmo, con cada acelerón de la lancha, una patada más.

Pobre chica... ¿Cómo he podido dejar que pase algo así? Soy una persona horrible.

Con este pensamiento, me alejo de la costa, dejando así de ver la paliza a Anayansi por parte del Clan, que empezó con Engla, pero a la que se fue uniendo gente. ¿Dónde se supone que iré ahora? Antes al menos sabía que la espiral me llevaría a algún sitio, ¿pero ahora? No tengo ni la más mínima idea. No sé cuál es mi destino, y menos aún cómo llegaré a él. Es la primera vez que viajo por mar.

A medida que avanzo me doy cuenta de que posiblemente jamás llegue a ningún sitio, de que todo lo que dejo atrás y lo que veo por delante de mí es exactamente igual, es solo agua. No se ve nada de nada en el horizonte, siempre se repite el mismo paisaje, una y otra vez, es exasperante.





Espera, ¿por qué me tiemblan las piernas? Oh no, no. No son mis piernas lo que tiembla, ¡es la lancha!

-¿Qué demonios?

Nada más pronuncio la frase me caigo de bruces contra el mojado y húmedo suelo de la lancha, no sin antes golpearme contra el motor, haciendo que se la lancha se pare. ¿Qué rayos está pasando aquí? Siento náuseas y ganas de vomitar, el movimiento parece haberme mareado.

-Joder.

Me arrastro por el suelo hasta el borde de la embarcación y me asomo por ella, buscando el causante del tirón que acaba de pegarme la lancha.

-Oh no.

Sin previo aviso, la bilis sube por mi garganta, haciéndome vomitar de una forma tremendamente repugnante. La comida de Curanipe no pudo haber salido peor. Es una sensación horrible, que viene acompañada de un mareo importante. Apenas soy capaz de ver, todo mi campo de visión está borroso.

Como de la nada, oscuras sombras aparecen en el agua, cerca de la zona que acabo de tintar de un tono amarillo verdoso. No sé exactamente a qué pertenecen, pero intuyo que son peces. Los animales marinos comienzan a comer, irónicamente, lo que comí yo hace unas horas.

-Es asqueroso...

La escena me da unas mayores ganas de echarlo todo de nuevo, pero me contengo, lo cual se siente incluso peor.

-No debería hacer cosas así. No creo que sea bueno.

Hago una mueca de repulsión al hablar, mi aliento huele realmente mal en estos momentos. ¿Cómo pueden los peces comerse mi propio vómito? Es horrible, sencillamente horrible.

Me quedo hipnotizado contemplando el extraño baile que tienen estas criaturas mientras comen, no paran quietos un solo segundo. Se van sumando más y más pequeños pescados al grupo, sorprendente...

Casi han terminado cuando una sombra aún mayor aparece bajo ellos. Es grande, mucho más grande que mis nuevos amigos. Se está acercando, y su tamaño comienza a asustarme; no es únicamente considerablemente mayor que los peces, es también mucho más voluminoso que yo.

-¿Qué es eso? ¿Qué rayos es eso?





Pronto, los pequeños animales marinos se dispersan a una velocidad de vértigo. Pero, uno de ellos no lo hace a tiempo.

-Oh, dios mío.

Unos enormes dientes salen del agua y agarran con fiereza a su pequeña presa, lo desgarra en el acto. Un charco de sangre se crea en el agua y se mezcla con lo que queda de mi vómito.

-Madre mía, tengo que salir de aquí. Y rápido.

De forma instantánea, como si de un espasmo se tratara, le doy un golpe al motor, estirando de la cuerda con firmeza y rapidez, intentando que la máquina vuelva a la vida y salve la mía.

-Venga. Vamos. ¿Por qué no funcionas?

Mientras hablo con el motor, el depredador ha acabado con su última presa, y parece que quiere más. Se dirige hacia la embarcación a toda prisa, va a una velocidad alarmantemente alta.

-Venga bonito, ayúdame a salir de esta.

Doy un tirón más a la cuerda, y otro, y uno más. Al tercer estirón, se escucha un ruido mecánico y la lancha da un impulso hacia delante, haciéndome caer al suelo del barco. Por fin ha respondido a mis plegarias, aunque quizá pueda ser ya demasiado tarde para huir; la horrenda criatura está tremendamente cerca.

-Y ahora, a correr como un loco.

Cojo la palanca anclada al motor y hago que la lancha se mueva hacia delante y acelere a máxima potencia. La enorme sombra no cesa su carrera y me sigue de muy cerca a pesar de la gran velocidad del vehículo.

-Mierda. ¡Vete!

Mientras le grito al monstruo hago que el bote incremente aún más el ritmo de su marcha, con la esperanza de dejarlo atrás. El acelerón lo pilla por sorpresa, por lo que se frena. Aunque es solo un instante, ya que enseguida vuelve a perseguirme, ahora con más ganas de atraparme.

-Está furioso, va a pillarme...

La oscura mancha bajo el agua sale de la aspiración que produce la hélice de la lancha y se posiciona a un lado, donde avanza más rápido y, en lo que parece menos de un segundo, se halla justamente pegado a mí.

Madre mía... Es más grande que mi propia barca...



Salta, saliendo del agua de forma repentina. Tengo que hacer algo, tengo que hacerlo o moriré aquí y ahora. No voy a sacrificar tantas cosas para nada, ¿no?

Cojo uno de los remos de emergencia y lo uso como defensa contra sus enormes y afilados dientes. El monstruo destroza de un mordisco mi improvisada arma y vuelve de nuevo al agua. Me he salvado esta vez.

-Oh no, aquí viene.

La criatura sale una vez más y repite el proceso, rompiendo esta vez el otro remo. ¿Qué voy a hacer ahora si salta? No tengo con qué defenderme. La bestia se lanza de nuevo contra mí. Cierro los ojos y lo asumo, voy a morir aquí.

De pronto, escucha un enorme alarido proveniente de mi enorme enemigo. Abro los ojos y veo sangre cayendo a chorros de su cabeza, el depredador ha sido cazado. Pero, ¿por quién?

Me giro y, al instante, mis ojos se abren como platos.

-Oh, Eyland, supongo que no esperabas verme aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario