viernes, 28 de marzo de 2014

Sueños Espiral (X)










X

-Ahora verás.

Cierro la puerta y salimos de casa, cerrando la puerta detrás de nosotros intentando no hacer mucho ruido al hacerlo. Bajamos poco a poco las escaleras, viendo como Tyr sigue mirando detalladamente el pasillo y salimos a la calle.

-Enserio, sigue impresionándome este sitio. Es tan... elegante.

-Lo sé. Aún así no me gusta mucho. Es demasiado serio para mí.

-Y entonces, ¿por qué no vives con tus padres?

Sabía que esta pregunta iba a llegar tarde o temprano, en este caso ha sido temprano. ¿Se lo podré decir? ¿Confío lo suficiente en él? No es un tema del que me guste hablar especialmente. ¿Cómo decirle a alguien que tus padres te han llegado a maltratar sin tener ningún cargo de conciencia?

-Bueno... Digamos que... -Mi voz es un simple suspiro. -No es un tema muy agradable. Simplemente no podemos vivir juntos, déjalo ahí.

-Eyland... -Puedo ver la tristeza en su rostro de surfero.

-No sientas lástima por mí. Es lo último que quiero. -Mi mirada lo fulmina.

-No es eso. Sabes que no soy esa clase de persona. -Mira al suelo. -Es sólo que... me entristece un poco que no tengáis una gran relación.

-Oh no, no. Nos queremos muchísimo, pero es solo que somos demasiado.. apasionados, por decirlo de algún modo.

-Entiendo. -Sonríe. Esto puede con mi paciencia.

-¿Entiendes? ¿Qué vas a entender tú? Tú y tu familia os queréis y os pasáis el día dándoos muestras de cariño. Nosotros... Nosotros...

-Lo siento. -Caigo al suelo sollozando, casi entre lágrimas. -Lo siento por haber preguntado Eylen...

-Tyr... -Me recompongo como puedo. -No pasa nada, es sólo que... no me gusta recordar malos momentos.

-¿Malos momentos? -Vaya, tiene cara de impactado. -¿De qué hablas? ¿Qué pasa, Eyland? -Puedo sentir su preocupación. ¿Cómo puede ser tan sentimental?




-Pues... Verás... -Una última lágrima se deja ver en el extremo de mis ojos. -Mis padres y yo nunca hemos demostrado, bueno, ni tan siquiera dicho, mucho amor los unos por los otros. Un día, esto cambió. Aunque, esta muestra no fue del todo una muestra de cariño. Yo me enfadé con mi padre por algo que él hizo, no recuerdo bien el qué, y mi cabreo pasó a él. -Caigo de nuevo. -¡Me golpeó, maldita sea! ¡Me golpeó!

Tyr se acerca a mí, parece que va a abrazarme o a darme algún gesto de consuelo. Pero no lo hace, solamente se dedica a mirarme fijamente, con cara triste y esperando por mi reacción. Yo, en cambio, sigo inmerso en mis turbios recuerdos.

Mi mente es un agujero, una caída al vacío sin encontrar un fondo, ni un pequeño atisbo de luz en esta densa oscuridad.

-¡Eyland! -Me agita cogiéndome de los brazos, me mira fijamente a los ojos. Cara contra cara. -¡Eyland! Ya está, ¿vale? -Sonríe y sigue mirándome.

¡Tyr! Claro, eso es. Él es esa pequeña luz, él siempre estuvo dispuesto a lanzarme una cuerda al fondo del pozo para ayudarme a salir de él. ¿Cómo no fui capaz de verlo antes? Este chico es pura bondad y se preocupa por mí, se preocupa tremendamente por mí y siempre está ahí.

-Tyr... No pasa nada. -Sonrío. -Estoy bien.

-Sí, supongo. -Me extiende la mano.

-Vámonos. -Cojo su mano y me levanto.

-Sí, pero sigo sin saber a dónde. -Ríe.

-Ah, ya, eso. Está aquí cerca, ahora verás. -Sonrío malicioso.

Retomamos la marcha hacia lo que ahora considero mi hogar, lejos de mi familia, pero cerca a la vez. Andamos por unos cinco minutos hasta que llegamos a un gran edificio, de diseño contemporáneo, con grandes ventanas sin marco y las paredes lisas y blancas.

-Este sitio ya es más mi estilo. Bienvenido a mi hogar. -Le cedo el paso con un simple gesto.

-Vaya, te ha cambiado la cara. -Sonríe abiertamente.

-Sí, supongo que sí.

-Definitivamente este es tu entorno. Vamos dentro, anda.

Entramos en el moderno edificio y nos paramos en la recepción de éste.

-Espera, esto es un hotel? -Me mira extrañado.





-Algo así. -Río. -Es un hostal, destinado casi en completo a gente joven. Aquí conocí a Paul, su hermano mayor vive en mi misma habitación.

-¿Pero compartís habitación? ¿No son individuales?

-Qué va. Hay una gran habitación con literas en cada piso, con un baño enorme con muchas duchas y letrinas.

-Suena interesante.

-Oh, es muy divertido, se conoce a mucha gente. La mayoría están de paso. Aunque, hay habituales, como el hermano de Paul o yo.

-Guay.

Cogemos el ascensor y subimos al tercer piso. Nada más salir, estamos ya en la entrada de la habitación.

-Esto ocupa toda la planta. -Tyr abre la boca en signo de asombro.

-Mola, ¿eh? -Sonrío victorioso.

Caminamos por la gran habitación entre filas y filas de literas, saludando gente cada pocos pasos. Al llegar a mi litera, me agacho y dejo mi chaqueta en la cama de abajo, en la cual duermo. Es raro ver la poca gente que hay, quitando los dos compañeros de clase de la entrada, solo estamos nosotros dos.

-¡Tío!

Tyr sale escopeteado hacia una de las esquinas de la habitación. ¿Tío? ¿Joseph? No lo había visto. ¿Qué hace él aquí?

-Tío, me alegro de verte. -Sonríe y lo abraza.

Miro a esos dos allí. Joseph está vestido de una forma diferente a la que lo estaba hace un rato, ahora lleva una camiseta negra con el símbolo de la familia en blanco y unos pantalones largos de color verde oscuro. Me acerco a ellos:

-Hola, Josh.

-Hola, chico. ¿Qué tal todo? He oído que habéis tenido un pequeño accidente en la montaña.

-¿Cómo sabe usted eso? -Lo miro fijamente, sin apartas mis ojos de los suyos.

-Me lo acaba de decir Tyr, ¿cierto?

-Cierto. -El joven sonríe.




-Vale, entiendo. Sí, estamos bien. -No me fio de él, nada.

-¡Adiós, Rise!

Las voces de mis compañeros de clase despidiéndose llegan desde el fondo de la sala. Ahora, estamos completamente solos en toda la planta. Bueno, nosotros y las decenas de literas.

-¡Adiós, chicos! -Sonrío y los saludo con la mano.

-Te han llamado por tu apellido, ¿compañeros de clase?

-Eso mismo. -¿Cómo es posible que este hombre sepa todo esto? No es nada normal, tiene que haber algo detrás de él.

-Bueno, te preguntarás qué hago aquí, ¿no?

-Sí, me lo pregunto bastante. -Sonrío, aunque mis ojos le indican que la sonrisa es tremendamente forzada.

-Bueno, pues te lo explico.

-Adelante. -El tono de la conversación es muy tenso.

-Me he mudado aquí. Un amigo me recomendó este sitio el otro día, vine a verlo y me ha gustado. Así que, hasta que encuentre una casa nueva en la que pueda vivir, este será mi hogar.

-No me parece mal. -La tensión se suaviza. -Este es un gran lugar, se sentirá muy cómo aquí.

-Oh, ya lo hago. -Sonríe.

-Me alegra saberlo, tío. -Tyr vuelve a intervenir después de un rato en silencio.

-Bueno, chicos, me tenéis que disculpar. Voy al servicio. -Se separa de Tyr y se encamina hacia el fondo de la sala.

-Así que, tu tío va a vivir aquí.

-Sí, ¿no es genial?

-Sí, supongo.

Pasamos unos minutos en silencio hasta que la puerta de los baños se abre y de él sale Joseph. Veo como le hace un gesto con la cabeza a Tyr y éste lo repite.

-Bien.




De pronto y sin previo aviso, noto un enorme golpe en la cabeza y me encuentro tirado en el suelo, con la mano en el lugar donde me acaban de pegar. ¿Qué demonios? ¡Tyr acaba de golpearme!

Y entonces de nuevo, otro golpe, esta vez un puntapié en las costillas. Luego otro, y otro y uno más, con este son cuatro. Casi no puedo respirar, siento la sangre y todo lo que tengo dentro intentando salir de dentro de mí por mi boca.

-Tyr... ¿Por qué?

Lo oigo reírse, a él y a Joseph. Siempre supe que tenía algo malo detrás de sí mismo, algo me lo decía desde el principio.

Como puedo, controlo mi respiración y me levanto, con la mano apoyada en el lado derecho de mi torso.

-¿Por qué? ¿Por qué me hacéis esto?

-La escoria como tú no debería vivir.

La voz de Joseph llega desde detrás de Tyr. Se acerca a él -y también a mí- hasta el punto en el que se encuentra a su lado. Sin saber cómo, saca un machete de unos treinta centímetros de su espalda y me apunta con él.

-¿Qué pretendes hacer con eso? -Lo miro asustado.

-La escoria como tú no merece estar viva.

Me alejo un poco, y él responde a mi reacción con un machetazo al aire. Pasa a escasos centímetros de mi rostro. Vale, esto va enserio, ¡este hombre pretende matarme de verdad!

Asustado y exaltado por la situación, salgo corriendo tan rápido como puedo con tal de alejarme todo lo posible de ese hombre y su enorme cuchillo. De él me lo esperaba, pero, ¿de Tyr? Maldita sea, ¡él era mi mejor amigo!

De pronto, un nuevo machetazo, esta vez pasa a menos centímetros aún, pero de mi espalda. Mis heridas ahora cicatrizando escuecen, y los recientes golpes en mis costillas no me permiten correr tan rápido como quisiera.

-Maldito, ven aquí.

Tyr grita desde detrás de su tío, ¿realmente es su tío o era todo una patraña para que se encontraran los dos junto a mí? Todavía no lo creo, ¡Tyr!

-Ven aquí, no sirve de nada escapar, este es un lugar cerrado.

-Nunca.




Necesito alguna vía de escape, algo para salir con vida de este lugar. ¡La gente! ¡Tiene que haber alguien aquí! ¿Por qué no hay nadie? ¡Demonios, aquí siempre hay alguien!

-¡Ayuda! -Grito todo lo fuerte como puedo.

-Es inútil. Hemos sellado el ascensor y cerrado las puertas de las escaleras. Nadie puede subir aquí. -Hace una pausa y sonríe. -Ni bajar.

Sigo corriendo, y pasamos así unos minutos, él golpeando con su cuchillo sin resultado y yo huyendo y usando las literas como escudo contra su enorme machete, casi parece una espada.

Entonces, sin darme cuenta de cómo, Tyr aparece tras de mí y me hace caer al suelo dándome una patada por la espalda. Genial, ahora soy completamente vulnerable. Intento levantarme todo lo rápido que puedo, aunque es algo tarde y el arma blanca cae sobre mi espalda, cortándome y haciéndome un corte a lo largo de toda la espalda.

Dios, qué dolor. Comparado con esto, los cortes que me hacía el látigo en la sala de torturas son simples arañazos.

-Eres mío.

-Nunca.

Lo miro y me levanto. Salgo corriendo de nuevo. Un momento, ¿qué es eso? Hay un agujero entre dos literas. Es bastante grande, eso no estaba ahí hace un momento, ¿será una alucinación?

Da igual si es real o no, es una vía de escape, aunque pequeña, puede llegar a ser mi salvación. Decido saltar a la espiral entre las camas.


Bueno, hasta aquí la primera de las tres partes del proyecto. Espero que os haya gustado y que sigáis leyendo una vez continúe.










No hay comentarios:

Publicar un comentario