III
-Vamos
a torturarlo hasta que hable.
Engla
sonríe. No conocía este lado suyo tan sádico, la verdad. ¿Qué ha
pasado con la líder del Clan/mi novia? Parece ser que ha
desaparecido para dejar paso a esta nueva mujer. Una que es mucho más
segura de sí misma y que se rebela contra sus propios líderes. Ha
cambiado mucho desde nuestro primer encuentro en Tennō.
-¿Y
qué queréis que os diga?
-¿Aún
no lo sabes?
-“Oh,
vamos, hasta yo me he dado cuenta.”
-Nos
costará mucho conseguirlo, pero nos lo contará todo.
¿De
qué habla? Dímelo.
-“Impaciente.”
-De pronto, un nuevo pinchazo en la cabeza tremendamente doloroso que
me hace gritar. -“Ella va a decírtelo ahora.”
-Dime
Engla. ¿Qué queréis de él?
-La
causa. La verdadera causa. ¿Tú no?
¡Casi
lo había olvidado! Siempre hablando de ella, pero nadie la conocía,
o al menos nadie vivo. Nadie salvo Tyr, él sí que la conoce, él es
el líder del Clan y obviamente sabe por qué actúan como lo hacen.
-¿Cómo
no se me ocurrió antes?
-Eso
digo yo.
-“Eso
digo yo.” -Responden al unísono Engla y la voz de mi cabeza.
-¿Y
a qué estamos esperando para ir con él?
-“A
ti, imbécil.”
-Estábamos
retrasando el interrogatorio hasta que tú accedieras.
-“Te
lo dije.”
-Ya
veo. -Ignoro como puedo a la voz en mi cabeza. Debería ponerle
nombre, así sería más llevadero.
-Entonces,
¿vamos? -Dice Engla, tan sonriente como siempre.
-Claro.
¿Dónde lo tenéis?
-En
una pequeña habitación sin ventanas. No queda lejos. Creo que antes
era la sala de entrenamiento.
-Ah,
sí. Allí fue donde estreché lazos con tu padre.
-¿De
verdad?
-Sí.
Me enseñó a pelear en condiciones.
-Ya
decía yo que mucho habías mejorado desde la última batalla cuerpo
a cuerpo tuya que vi, le diste una paliza a Spirit.
-Lo
sé.
Sonrío
de medio lado, entrelazo mi brazo con el suyo y salimos de la
habitación de la difunta líder. Todo sigue teniendo ese toque
fantasmal, ese aura de muerte, a pesar de que ni ha habido ningún
cambio en toda la estancia salvo la arruga en las sábanas de la
cama que hemos dejado al sentarnos.
Tal
y como había dicho Engla, caminamos a lo largo del antiguo recinto
del Loud'n Rock hasta una pequeña sala, la Sala de
Entrenamiento 3, ahora reconvertida en un salón de interrogatorios,
gran cambio...
Acerco
mi pulsera al detector, la luz cambia de roja a verde y la puerta se
abre al instante. Esta gran tecnología... Sigo sin creerme que
estemos todavía en Niflheim, aunque ya no se parezca en nada a mi
ciudad natal.
Entramos,
Engla primero y después yo, a la pequeña habitación insonorizada.
Allí hay únicamente una silla, y Tyr está sentado en ella, lleno
de magulladuras, hematomas y sangre por toda la cara, y eso sin
contar la falta de su ojo. Si cuando lo conocí, a aquel hermoso
chico, me hubieran dicho que un mes después lo vería de esta forma,
no lo habría creído.
-Dijimos
que esperaras, padre. -Dice Engla, y parece enfadada.
-“Míralo,
fíjate bien en ese ahora horrible chico. Su aspecto es culpa tuya.”
-Se
lo ha buscado él mismo. -Axell, quien hasta ahora únicamente había
mirado al joven al que había estado torturando, se gira hacia mí y
sonríe.
-Gracias
por el apoyo, chico.
-Yo...
En realidad...
-Ahora
estamos todos, ¿proseguimos?
-Claro.
Engla
le responde con un gesto de aprobación y Axell comienza a chillar
preguntas a diestro y siniestro y a lanzar golpes contra el joven
chico cada vez que no responde, que es todas las veces. Al quinto,
cierro los ojos. Esto me recuerda tanto a mí mismo... Simplemente
hay que cambiar a Tyr por mí y a Axell por Shaw y ya tenemos uno de
mis peores recuerdos.
-Eyland,
Eyland. -Mi supuesta novia me está zarandeando e interrumpe mis
lejanos pensamientos.
-¿Qué?
-Respondo de golpe.
-Así
no vamos a conseguir nada, este chico no suelta prenda.
-Pero
tiene que hablar. -Tyr sonríe al notar la desesperación en mis
palabras.
-¿Alguna
idea?
-Mmm...
¿Qué
podría hacer para que nos lo cuente todo? Quiero decir, yo hablé en
todo momento, y me castigaron con sangre y electricidad. Pero no creo
que ese método sea efectivo en él, está dispuesto a llevarse el
secreto de La Causa a la tumba.
-”Recuerda
cómo te hizo hablar él a ti.” -Me dice una voz, pero no la voz
habitual.
¿Quién
eres? Pero nadie me responde, por lo visto únicamente quería
hacerme llegar ese mensaje. Recordar cómo me hizo él hablar a mí...
¡Claro! Qué ciego he estado, si tenía la solución siempre en mi
cabeza.
-El
líquido amarillo.
-¿El
control mental?
-¿El
control mental? -Responden Axell y Engla a la vez.
-Eso
es. Yo recuerdo cómo se utiliza, y además es una buena venganza.
-Podemos
probarlo.
-Total,
por probar...
Y,
una vez dice esto, Engla sale de la habitación. Vuelve a los pocos
minutos con un maletín plateado en la mano, pero durante ese tiempo
Axell ha continuado golpeando a Tyr sin descanso.
-Aquí
lo tienes. ¿Seguro que sabes cómo usarlo?
Se
inyecta el líquido en el cuello, en la yugular. Al instante, el
individuo se desmaya, se esperan 3 minutos y se le reanima. Entonces,
se comprueba que está bajo tu control y le asignas una única
misión, y despertará en cuanto se lleve a cabo.
-Sí,
mi memoria está bien. -Digo, sonriendo y dando unos golpecitos en la
cabeza.
-Bueno,
querrás estar solo.
-Lo
preferiría, cariño. -Engla se sonroja. -Aunque algo me dice que no
me dejaréis solo del todo.
Señalo
a Tyr y todos reímos mientras salen de la habitación. En realidad,
estoy seguro que tienen alguna forma de seguir todos mis movimientos
aquí dentro, y me reconforta. Él está débil y hecho pedazos
mentalmente, pero yo tampoco estoy mucho mejor.
-Bien,
ahora vas a probar tu propia medicina.
-¿Qué
vas a hacerme? -Responde Tyr, que había perdido la consciencia
minutos atrás.
-Se
le llama venganza. -Sonrío y saco una de las agujas llenas de
líquido amarillento del maletín.
-Oh,
ya veo. -Me pongo a su espalda, le sujeto la cabeza y acerco la
jeringuilla al cuello, aunque no muestra intenciones de forcejear.
-Yo inventé esa cosa, no es efectiva en mí.
Pero
se equivocaba. Una vez le inyecto el líquido sus ojos se cierran y
se convierte en un peso muerto. De no ser porque está atado a la
silla, se caería de bruces contra el frío suelo de la Sala de
Entrenamientos 3. Espero los tres minutos necesarios y le doy un par
de bofetadas en la cara para que despierte.
-Tyr.
-Abre los ojos de golpe, de una manera realmente siniestra. ¿Yo me
comportaba igual? Esto ya lo tengo algo más borroso.
-Eylen.
-Eyland,
por favor.
-Eyland.
-Tu
misión será responder a todas mis preguntas, hasta que vaya de la
habitación, ¿entendido?
-Completamente.
-Bien.
¿Por qué lideras el Clan?
-Porque
asesiné a mi tío.
-Bien.
-Parece que no miente.
-¿Por
qué has intentado matarme?
-Por
La Causa.
-¿Y
cuál es, pues?
-No
puedo decirte la verdadera causa, no lo sé. Pero te puedo decir mi
causa.
-Adelante.
-¿Él tampoco lo sabe? Qué decepción.
-Era
matar o morir. El verdadero líder del Clan me amenazó de muerte si
no conseguía acabar contigo.
-¿Quién
es ese hombre?
-No
conozco su nombre. Siempre fue Impeesa para mí.
-¿Algo
más que decir?
-No
confíes en ellos, Eyland.
Y,
antes de formular la siguiente pregunta, la puerta se abre, haciendo
que Tyr despierte de pronto. En la habitación entran Axell y Engla,
y el primero tiene una gran sonrisa en su cara.
-Así
que Impeesa, eh... -Dice.
-¿Cómo
conocéis ese nombre? -Pregunta el preso, que acaba de despertar.
-Nos
lo has dicho tú.
-Así
que al final el control mental pudo conmigo... -Mira al suelo.
-Axell,
¿conoces a Impeesa?
-Lo
conozco.
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