VI
-¡Pare! ¡Ese chico es inocente!
-¡Tú! ¿Cómo
diablos has conseguido escaparte y llegar aquí?
-El hombre con la pistola de rayos se gira hacia la parte de fuera de
la celda en la que me tienen recluido y torturado.
-No fue difícil, la vigilancia era casi nula. Simplemente aproveché una distracción del guardia y llegué aquí. -La voz del muchacho me suena, es posible que la haya escuchado antes. Estoy seguro, bueno, casi seguro, de que es de alguien del restaurante, quizá el camarero.
-No fue difícil, la vigilancia era casi nula. Simplemente aproveché una distracción del guardia y llegué aquí. -La voz del muchacho me suena, es posible que la haya escuchado antes. Estoy seguro, bueno, casi seguro, de que es de alguien del restaurante, quizá el camarero.
-No puedes estar aquí,
esto es una investigación privada. No pintas nada aquí, chaval. -El
guardia lo mira con desprecio.
-Mucho
me temo que te equivocas, soy un testigo de este delito, y no me iré
de este sitio hasta que no haya dado
mi versión de los hechos y soltéis a ese chico. -Parece muy
decidido de sí mismo,
así que el hombre
decide no continuar con la discusión y se pone a hablar con el chico
que acaba de entrar.
La voz llega desde el fondo de la
sala. Yo todavía no soy capaz de reconocer a la persona que ha hecho
parar a mi abusón, pero a esta distancia parece el camarero del
restaurante donde comimos anoche, estoy casi seguro. Está ahí
delante y tan siquiera puedo ver a mi salvador. Es algo frustrante,
pero el dolor me ciega.
-Gracias... Seas quien seas... -Mi voz
es tan solo un suspiro, casi imperceptible.
-Parece que has tenido suerte, tienes
un testigo a tu favor.
El hombre me suelta del techo, por lo
que caigo directamente al suelo. Está frío, y eso es bueno para las
heridas, me alivia. Después de estar ahí colgado como un conejo, el
gélido suelo de hormigón es como un paraíso para mí. Veo al
hombre acercarse a los barrotes y abrir la puerta de la celda. Se
dirige hacia mi salvador y, sorprendentemete, sale sin cerrar el
portón.
-Puedes salir. -Se dirige a mí.
-Hablaré con tu testigo.
El chico y el policía comienzan a
hablar. Estoy muy alejado, pero soy capaz de escuchar pequeños
fragmentos de la conversación: “Yo estaba allí.”, “¿Seguro
que no lo encubre?”, “Realmente es como dice.”, “Proceda a
hacerlo, pero no tarde mucho.”, “Gracias por su atención.”.
Tras un par de frases más, las cuales no puedo oír, mi compañero
de coche viene y me levanta del suelo. En brazos, me lleva hasta una
silla y me sienta al lado de donde está mi salvador.
-Gracias. -Sonrío como puedo. -De no
ser por usted, no sé cómo habría acabado esto.
-De nada, me enteré y vine en cuanto
pude, Eylen.
-Eylen... ¡Tyr! ¡Eres tú! ¡¿Cómo
es posible?! Tú fuiste apuñalado y te llevaron al hospital y...
-Calla y te explico, tonto. -Ríe y me
pone el dedo en los labios. -Después de sacarte del hospital, te
trajeron aquí. Tuviste una charla con el comisario, pero no les
diste la información que querían, así que te noquearon y te
sedaron. Cuando te despertaste, habían pasado tres días, y ellos
continuaron con la tortura. Y, bueno, entonces llegué yo y les hice
parar.
-Pero... ¿y tu operación?
-Todo a su tiempo. -Sonríe esperando
mi respuesta.
-¿Y mi madre? ¿Y Paul?
-Ah, ya. ¿Estos dices? -Una puerta al
fondo del pasillo se abre, ahora ya puedo verlo todo con claridad, y
de ella salen Paul, papá, mamá y Desmond, mi querido hermanito
pequeño.
-Hijo, nos tuviste tremendamente
preocupados. -Mi madre me abraza y empieza a llorar apoyada en mi
hombro.
-Ya lo creo, hijo.
Mi
padre me coloca la mano sobre el único hombro que tengo ahora libre.
Se gira y me
sonríe.
Aunque mi cara no lo exprese, sonrío completamente, una de las
mayores sonrisas que jamás he tenido. Por fin estoy fuera de esa
zona, por fin soy libre. Esta es la peor vivencia que he tenido, y no
creo que la olvide jamás; aún puedo sentir la electricidad correr
por todo mi cuerpo y haciéndome temblar.
-Muchas
gracias, papá. -Me giro hacia él e intento sonreír de la forma más
abierta posible.
-Chaval,
me dejaste muy preocupado, desapareciste en mitad del Loud’n
Rock y luego no
fui
capaz de encontrarte por ningún lado, menudo susto me diste.
-Hasta
lo que yo sé, tú estabas ocupado en otros temas. -Toso en forma de
ironía. -¿Cierto?
-Bueno,
sí. -Mira al suelo, parece triste por algo. -Es cierto. -Se gira
hacia mi madre y vocaliza algo. No soy muy bueno leyendo los labios,
pero creo que le dice que lo siente.
-Paul...
-Levanto a mi madre de encima mía con mucha delicadeza y salgo
corriendo a
abrazar
a mi amigo. -Eres idiota, no fue culpa tuya.
-En
realidad sí lo fue, te dejé solo...
Mira
al suelo de nuevo, parece que está a punto de llorar. Me siento
tremendamente mal,
esto
es todo culpa mía, ¿por qué diablos me fui y lo dejé allí solo?
Al fin y al cabo, iba iba
a
dormir en mi casa y yo lo dejé allí y me fui con Tyr a un lugar el
cual ni siquiera sabía
cuál
era.
Deprimente
actitud de amigo la mía. Aunque, si lo comparamos con la de Tyr,
realmente no soy tan malo. Sé que no ha sido culpa suya, pero me ha
hecho pasar tremendas
injurias.
-¡Tú!
¡Tú tienes la culpa de esto! ¡Tú tienes la culpa de toda la
sangre que aún derramo
por
todas las partes de mi torso! -La rabia se apodera de mí, realmente
parezco un
osezno
rabioso apunto de atacar. -¡Es todo culpa tuya Spirit!
-¿Eh?
¿Es... culpa mía?
Los
ojos de Tyr parecen completamente aterrados. ¿Aterrados de qué? ¡El
ya sabía esto!
Me
alegro mucho de verlo, y sobretodo de verlo vivo, pero... Aggg, ¡me
ha hecho pasar
cosas
horribles!
-Nunca...
te... lo... perdonaré. -Mis palabras suenan entrecortadas, como
soplos de aire
discontinuos
desde el hombro de Paul.
-Pero...
-Cabizbajo y con lágrimas en los ojos, se dirige como puede hacia
mí. -Yo no quise que esto pasara, yo solo quería que fuéramos
amigos, me caías demasiado bien...
-Es
tarde, lo siento pero no, es tarde. -Le miro cada vez con menos rabia
y más compasión.
Mi
expresión se vuelve más dócil. Este chico realmente tiene la
capacidad de afectarme por dentro. ¿Cómo es posible que sea capaz
de apaciguar mi ira de esta forma tan simple? Parece el agua que
apaga un incendio forestal.
-Tyr...
En realidad...
-No.
-Me corta con lágrimas en los ojos. -Tú lo has dicho, es tarde. No
pinto ya nada aquí, me voy.
Tyr
se levanta y sale corriendo de la sala. Lo veo alejarse a través del
pasillo y pasar cerca del hombre que ha pasado sus últimas horas
concentrado en torturarme de la forma más cruel posible, parecía
que disfrutaba con esto, con lo majo que parecía al inicio de esta
extraña aventura.
-¡Tyr!
¡Espera! -Salgo corriendo tras de él.
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