viernes, 5 de diciembre de 2014

Último Rugido (III)







III
Engla

Este Olaf... Sabía que no se podía confiar en él. No sé realmente por qué, pero, desde el mismo momento en que papá lo trajo a Upsala, no me fié de él. Y se ve que hice bien en no creer nada de lo que decía.
>>>Lo recuerdo perfectamente, su llegada al Clan. El tan querido por la gente líder, Axell Fire, se había marchado a uno de esos viajes tan largos que solía hacer, dejando a Capomafia al mando de todo. Claro que ahora sé exactamente a qué, o mejor dicho a quién, se dedicaba durante sus muchas escapadas...
>>>Pocos días antes había habido una explosión, la cual se llevó consigo a mamá, o al menos yo creía que se trataba de mi madre, y a los padres de Tyr, quien quedó destrozado y, al igual que yo, al cargo de su tío. Ambos nos sentíamos terriblemente solos; él, hijo único y llegado a Upsala hacía apenas unos meses; y yo, sin madre, con una hermana en Niflheim, una gran ciudad, y un padre que me había dicho que haría dos salidas más, y que no esperara la vuelta de su segundo viaje.
>>>Entonces fue cuando él y Olaf aparecieron, y el primero presentó al segundo, un hombre que me era completamente desconocido, como el nuevo jefe de investigadores tecnológicos e instructor de los Jóvenes Brigadas del Clan. En este pequeño grupo, en el que por supuesto yo me hallaba, nadie se llamaba por su nombre de pila. Así nació el Trío Dinámico, donde Tyr, Martin y yo pasamos a ser Spirit, Shaw y Cometa. Pero nuestro tutor... tenía algo extraño en su mirada, sus ojos azules, demasiado azules, siempre me hicieron desconfiar de él.
-E hice bien.
-¿Con qué hiciste bien, Engla?
Este chico, el que se supone que está al mando de La Resistencia... Lo conozco, sé que lo conozco. Estuve a punto de matarlo la última vez que estuve aquí, eso es. ¿Podrá perdonarme por eso? Sinceramente, espero que sí.
-Yo... -¿Podré decir algo?
-Vamos, Engla, responde a nuestro nuevo aliado. -Eyland, como siempre, tan confiado. Él es todo lo que necesito ahora en mi vida, y que siga en ella.
-Decía que hice bien en desconfiar de Olaf.
-¿Tú lo conocías? -Me mira con la cabeza inclinada hacia un lado. Pensaba que lo sabía...
-Sí... El aliado que no pudo asistir a lo de Capomafia fue él...
-¿De verdad? -Debí haberle preguntado...
-Así es...
-Vaya. -Responde secamente. Ya la he jodido...
-¿Ocurre algo?
-Oh, no. -Sonríe de nuevo. -No es nada.
-Siento interrumpir. -El chico nuevo interviene de pronto. -Pero, si os sirve de consuelo, a mí me sorprendió tanto como a vosotros. Él era un gran icono mediático aquí, en Neo-Niflheim, y como un hermano para mí.
-Neo-Niflheim... -Eyland cruza los brazos y se pone una mano en la barbilla, parece pensativo. -Tú no has nacido aquí. -¿Cómo ha...?
-Así es.
-¿Y de dónde vienes, chico? -Pregunta, entonces.
-Yo vengo del archipiélago de Lofoten. Mi padre vivía aquí, pero mamá y yo siempre estuvimos allí. Cuando se inició la reconstrucción de la ciudad, decidí que era hora de volver a unirme con mis orígenes, y vine a ayudar.
-Bonita historia esa. -Digo sonriendo, pero el dolor del recuerdo de mi padre y su traición me invade por dentro.
-Supongo que sí. -Sonríe de vuelta.
-¿Y cómo te llamas? -Eyland vuelve a tomar la palabra.
-Yo soy Argus(1), y antes era pintor.
-Pintor, eh... Yo también solía serlo. -¿Tú? Eyland Rise, no dejas de sorpenderme...
-¿De verdad? -Abre la boca y los brazos al oírlo. Le ha impactado casi más que a mí, y eso ya es decir...
-Así es. -Asiente, sonriendo.
-En ese caso... Si no es mucha molestia, sería un honor que vieras mis cuadros. Están en mi habitación, la que antes era tuya.
-Oh, sí. -Su sonrisa se torna aún mayor. -Por supuesto.
-Muchas gracias. -Hace una reverencia, todo muy formal. Yo también querría ver los cuadros, si no es mucha molestia...
-Aunque... -Dice Eyland de repente. -¿Por qué un honor? Quiero decir, ¿de qué me conoces a mí, Argus?
Oh, ¿de verdad no lo recuerdas? La gran batalla que tuvo lugar aquí te dejó demasaido tocado, tanto como a mí el viaje a Lunt... Pero aún así, no sé cómo no puedes acordarte de que te convertiste en su gran líder, en sus alas, y ahora también en las mías...
-Tú fuiste la pieza clave en el motor que era La Resistencia. Junto con Lysandra, conseguisteis hacer de esto...
Pero no le es posible terminar su discurso, Eyland lo hace por él. El joven de Niflheim, mi amado, rompe a llorar de pronto, está completamente desconsolado. ¿Cómo es posible que se sienta tan afectado por aquello? Ni siquiera yo, su hermana mayor, estoy así.

(1) Argus: Nombre de origen escandinavo, se traduce como Vigilante.

-¿He... He hecho algo malo? -El pobre chico... Argus... creo, respira muy trabajosamente, y mueve las manos sin parar. No es culpa tuya. O bueno sí, ¿por qué le permitiste morir y no fuiste tú en lugar de ella?
-No... -Responde Eyland, casi sollozando. -Es solo que... No tengo muy buenos recuerdos de esa etapa de mi vida.
-En ese caso, pasamos de mi exposición y pasamos a algo mejor. Voy a enseñarte el cuadro que más orgullo me produce, y te aseguro que te gustará. -Por fin respira aliviado.
-¿Por qué? -En un abrir y cerrar de ojos, se encuentra de pie y completamente recompuesto. Nadie diría que estaba llorando hace medio minuto.
-Es debido a la temática de la pintura.
-¿Y a qué estamos esperando? -Vuelve a sonreír. Parece que de verdad esto le gusta.
-Vamos. -Le indica el camino con la mano. -Te lo mostraré. -Una vez más, se olvida de mí. ¿Hola? Existo...
-¿Y qué hay de Engla? -Tú siempre tan genial, Eyland. -Quiero que venga con nostros.
-Oh, sí. Por supuesto.
Sonríe y se encamina hacia una habitación contigua a la Sala de los Líderes, como ponía en la entrada de la misma. Nada más abrirse la puerta, se puede notar el tremendo olor a pintura que invade toda la oscura estancia.
-Oh, lo olvidaba. -Dice, de pronto, y deja de hablar con nosotros por un momento. -John, puedes venir ya, Rise y la chica han llegado. -Puedo ver cómo Eyland se tensa nada más oír la conversación.
-¿Quién es John? -Pregunta, en la penumbra, mientras Argus busca a tientas el interruptor de la luz.
-El otro líder actual de La Resistancia.
-Ah, que sois dos...
-Ahora cuatro, como en los orígenes.
La habitación se ilumina por fin. Lo que antes eran sombras y oscuridad se ha convertido en luz y formas y, ante nosotros, se ha dibujado la sileta de un lienzo de unos dos metros de alto, tapado con una tela blanca.
-¿Estáis preparados?
-Sí... -Comienzo a hablar, sin mucha seguridad.
-Por supuesto. -Concluye Eyland.
Y, una vez lo hace, Argus destapa el lienzo. Es... Es hermoso. Jamás habría podido imaginar un cuadro así, y menos aún pintado por él. ¿Cómo puede haber conseguido plasmar de esa forma tan precisa y elegante su imagen?
-Es... Es... -Eyland ni siquiera es capaz de hablar.
-Lysandra. -Responde Argus.
-¿Por qué?
-Ella merecía algo así.
-No. -Niega con la cabeza. -Ella merecía mucho más que eso.
-Es hermoso. -Intervengo, tras un prolongado silencio.
-Lo es. -Eyland se gira hacia el pintor. -Gracias. De verdad.
-Lo mismo digo.
-No hay de qué. -Nos responde.
-Puedes taparlo.
El líder, bueno, uno de los cuatro que somos, de La Resistencia obedece mientras mi Shinjin me abraza, de pronto. Eres genial, Eyland. Te amo, te amo tanto... Volvemos a la Sala de los Líderes del reformado recinto del Loud'n Rock.
-Oh, John, ya has llegado.
Argus se da un abrazo con el hombre, que tendrá más o menos la edad que tendría Capomafia, el cual entraba en este momento en la habitación. Pero Eyland reacciona de una forma muy diferente: Me suelta de repnente y sale corriendo hacía él. <<¿También va a darle un abrazo>>, pienso. Sin embargo, me equivoco; una vez lo alcanza, lo agarra del cuello con ambas manos, lo levanta en el aire aire y lo mantiene apretado contra la pared. ¿Pero qué...?
-Tú... -La ira puede verse en sus ojos. Le tiene más ganas que a Shaw, y ya es decir. -Tú...
-Eh, amigo. -El hombre sonríe nervioso. -Suéltame, ¿quieres?
-No hasta que acabe contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario