martes, 6 de enero de 2015

Último Rugido (V)







V
Engla

-¿Cómo salimos de aquí?
-Hay una salida no muy lejos. Apenas a un par de pasillos.
-Pues tenemos que llegar allí. -Eyland se gira hacia mí. -Y pronto.
No podría decir exactamente qué pasa después de esto, todo ocurre demasiado rápido. Me coge de la manos y nos saca a ambos de la habitación, justo detrás de John y de Argus, la otra pareja. No sé realmente por qué, pero la luz se apaga de pronto, así que nos movemos guiados por la que produce una linterna adherida a un rifle, el cual lleva Eyland. ¿Cuándo lo ha cogido?
-Ahora... -Un segundo farolillo se enciende unos metros en adelante e ilumina la cara del pintor, obviamente unido a otra arma de fuego. -Hay que tener mucho cuidado.
-Sí...
Se lleva el dedo índice a los labios y pronuncia un ligero “shh”. Por lo visto, hasta las paredes obedecen, no se nos oye ni respirar. Silencio, y el tiempo corriendo, el único capaz de moverse en este momento. Pero ahí está la señal: Argus agita la mano, indicándonos que por fin podemos avanzar.
-No. -Dice, de pronto, mientras aguanta a John apoyado contra la pared. -Permaneced quietos. He oído algo.
Y se pierde tras la esquina, dejándonos con una única persona armada, y es la que menos ha disparado de los tres en su vida. “¿Nos ha abandonado?”, la pregunta surge en mi mente. Pero se responde por sí misma, ya que Argus aparece manchado de sangre, y con el fusil en la mano, casi echando humo.
-El pasillo está libre de esas cosas.
-Bien. -Asentimos todos al unísono.
-Ahora me toca a mí. -Eyland toma el liderato del pequeño pelotón que formamos. -Tú cubrirás la retaguardia, nos vendrá bien alguien experimentado allí.
-Lo que quieras. Pero únicamente hasta que lleguemos a la calle y nos pongamos a cubierto. Luego tendréis que seguirme.
-¿Entonces nos dirigimos a...? -Pregunta John, pero la respuesta de Argus se anticipa.
-Sí, allí.
Este último asiente y comenzamos a movernos a través del largo pasillo, tras una pequeña luz que se mueve y se convierte en destellos con cada disparo de Eyland y del printor. ¿Dónde se supone que vamos? No entiendo nada, me siento desorientada.
Y entonces tropiezo.
-Ayuda... Chicos...
Pero mi voz no es audible, ni siquiera lo es para mí misma. Mierda, me he torcido el tobillo... No voy a poder aguantar mucho más... ¿Qué me pasa? Apenas puedo mantener los ojos abiertos a causa del dolor. Venga, Engla, tú puedes.
-¿Hola?
Una silueta aparece frente a mí: estatura media y complexión más o menos atlética. ¿Eres tú, Eyland? Pero no, no puede ser él. Jamás he visto a mi Shinjin caer del techo y quedarse de pie. Joder, ¡¿qué es esa cosa?!
-No... No... Te... A... Acerques...
Tartamudeo, y las palabras caen de mi boca de la misma forma en la que lo acaba de hacer este extraño ser. Me ha encontrado, me tiene a apenas un par de metros, y sin niguna protección. Quiero salir corriendo, pero todo el movimiento que soy capaz de hacer es el de temblar. Me mira, con unos ojos verdes azulado, con las cuencas amarillas, y también lo es la piel, los trozos que no son marrones. Eso no debe ser normal....
Unos dientes... rotos, descolocados -los pocos que todavía tiene-, negros como el carbón, pero afilados como los cuchillos de las mesas de operaciones. Los labios... Son otro mundo: El carmesí se ha perdido, debió hacerlo hace mucho tiempo, y ha dado paso a una tonalidad blanca, enfermiza. ¿Qué demonios es esta cosa?
Y entonces un paso. Se mueve, se está acercando a mí y está a punto de conseguir lo que quiere: un poco de carne fresca perteneciente a una asustada joven. Y otro paso, cada vez más cerca, y uno más. Su torpe avance parece tener ritmo...
Pum, pum, pum....
-¡Aléjate!
Pum, pum, pum....
Una lágrima cae de uno de mis ojos, y muchas otras la siguen.
Pum, pum, pum....
Ya está aquí, soy capaz de percibir su olor. Huele como a muerto, o como una persona realmente enferma, es una sensación insoportable. ¿De dónde ha salido...?
Pum, pum, pum....
Lo tengo casi encima. ¿Será que de verdad no me podré mover...?
Pum, pum, pum....
Me mira a los ojos desde pocos centímetros de distancia. Ya puedo notar su respiración. Está muy cerca de cogerme... Cierro los ojos.
Pum, pum, pum...
Pum, pum, pum....
Pum, pum, ¡PUM!
¿Qué ha sido eso? No puedo verlo. Aguardo durante un par de segundos hasta que oigo un tremendo golpe contra el suelo. Tienes que ser fuerte, Engla. Me obligo a mirar lo que tengo al frente y puedo apreciar cómo una luz se acerca a mí, es mi salvación. ¿Dónde ha quedado ese horrible ser? No lo encuentro por ningún lado. Pero me equivoco, sí está en algún sitio, se encuentra tirado a mis pies, con un enorme agujero que chorrea litros y litros de un viscoso líquido que supongo sangre en el pecho. ¿Qué le ha producido esto?
-Estoy...
La luz se acerca rápidamente hacia mí, tremendamente rápido... ¿Será otra criatura como la que me acaba de atacar? No sería la primera vez que salgo de un embrollo para caer en uno mucho peor. Cierro los ojos de nuevo, prefiero no pensar en ello.
-Engla...
Una voz me llama desde la lejanía, debe de ser la muerte. Jamás ocurrió todo lo del agujero, ¿verdad? Esa cosa realmente fue capaz de cogerme. Me ha reducido a polvo, un polvo que se perderá en el olvido, y yo me siento así porque así lo quiere mi mente.
-Engla... Engla Fire...
Ahí está otra vez. “¡Déjame en paz! No quiero nada de ti...”, pero estas palabras nunca llegan a salir de mi boca. Se quedan encerradas en mi mente, como si de prisioneras de guerra se tratase. No voy a ser capaz de moverme... Sollozo.
-Maldita sea, Engla.
Algo me zarandea. Terriblemente asustada y con las manos temblando de forma exagerada, abro los ojos. Y es entonces cuando lo veo: Unos ojos marrones, de mirada fija y penetrante; una piel pálida como la nieve; un cabello negro, tan oscuro como el cielo nocturno; y unos labios finos como la seda. Ese rostro... El bello rostro de Eyland Rise. Puedo verlo todo con mucha claridad, la luz ha vuelto.
-Oh, dios. Menos mal que estás bien. -Me abraza con fuerza, casi me hace daño.
-Bueno... -Miro hacia mi pierna y, al verla, abre los ojos casi al extremo.
-Tenemos que salir de aquí. -Me ofrece su hombro para que me apoye en él, y así lo hago. -Y pronto.
-Sí... Sí. -Tartamudeo un poco.
-No vuelvas a darme estos sustos, por favor.
Me agarra de la cintura firmemente, sin intención alguna de soltarla, y yo que me alegro. Jamás en vida había sentido tanto terror, y eso que viví durante varios años con Capomafia. De verdad que me siento muy segura a su lado.
Tras varios minutos de carreras, más o menos, por los pasillos, aprecio una luz a lo lejos. ¿Seguro que no estoy muerta y aquello es eso a lo que llaman cielo? Pero no, tal y como Eyland parecía tener planeado, se trata de la linterna del fusil de Argus.
-¿Dónde te habías metido? -Pregunta John, haciendo un verdadero esfuerzo por ahogar sus gritos.
-Yo...
-Tropezó y se torció un tobillo al caer. -Me coge, de pronto, y me levanta en el aire, dejando ver mi articulación hinchada.
-Bueno, en ese caso... Dale tu arma a John y carga con ella. -Interviene Argus. -No quiero más problemas, de ninguna clase.
-Bien. -Eyland asiente. No cuentan conmigo para nada...
-Pues... Allá vamos.
Una puerta en la que no había reparado se abre tras el empujón del pintor, y la luz invade la estancia. En el exterior... El cielo morado, los edificios negros a causa de la mucha ceniza y... y... y esas cosas. Están ahí todavía, y hay decenas de ellas...
-Mierda. ¿De dónde salen?
Y, tras decir esto, Argus dispara una ráfaga de balas que acaba con tres de ellos, abriéndonos una pequeña brecha en su formación, si se le puede llamar así. Es nuestra vía de escape, y así lo entiende Eyland, que echa a correr por el hueco al instante.
-Vamos. -Pum. -Venga. -Pum. -Hay que salir de la ciudad.
Tras lo que parecen ser varias horas, o quizá solo fueron minutos, no lo sé, conseguimos salir de la zona más urbana de Niflheim, conocida como La Villa. Las cosas están más relajadas aquí en el extrarradio, apenas quedan en pie siete u ocho de ellos.
-Ya falta poco, compañeros, aguantad.
Eyland asiente, como aceptando las palabras de Argus, y aguarda a que él y John acaben con los pocos que quedan para salir de detrás del enorme monolito de piedra tras el que nos escondemos y protegemos. Una vez queda limpia la manzana, volvemos a avanzar en dirección a una especie de montaña. Bueno, no queda muy lejos, ni tampoco muy cerca. Parece un buen sitio.
-Eh... Yo sé hacia dónde nos dirigimos. -Dice Eyland, de pronto.
-¿De verdad? Rise, me dijeron que eras bueno en el tema del terreno, pero tanto...
-Sí. Yo vine aquí con Tyr al poco tiempo del incidente con John. -Le echa una mirada fulminante. Obviamente sigue algo resentido. -Allí. -Señala un punto en la base de la montaña. ¿Qué dice? -Hay una pequeña obertura, conduce a un túnel.
-Así es. -Asiente Argus, encantado.
-Y conecta con todo el terreno. Desde ahí nos moveremos a partir de ahora, ¿no?
-De nuevo estás en lo cierto. Pero se te ha escapado un pequeño detalle, nuestra base secreta. No se puede apreciar desde fuera. Vamos allí.
Y retomamos la marcha, esta vez a un paso mucho más relajado. Tal y como Eyland había predicho, entramos pocos minutos después en una especie de túnel. Pero, un momento, esas pinturas... Me pica el cuello. ¿Por qué hay símbolos del Clan aquí abajo?
-Engla, aquí Tyr y sus padres se “despidieron” de la ciudad. -Vaya, parece que me lee la mente. Así que al final era verdad lo de que eras originario de Niflheim...
-Gracias por la información, Shinjin. Me sentía algo descolocada. -De verdad, que haría sin él...?
-Nada.
Sonríe y se gira hacia Argus, quien nos lleva un par de metros de ventaja. A lo lejos, una enorme luz, que se hace más y más grande a cada paso. Madre mía, es inmensa. Pequeños focos de una tonalidad algo diferente la compañan en su tarea de iluminación, ¿es ahí donde vamos?
-Eso que tanto os deslumbra es nuestra base. Ya estamos.
Avanzamos un poco más, y entonces soy capaz de apreciarlo. La descomunal masa de claridad es la sensación que produce el exterior, una hermosa playa. Aunque la imagen está algo distorsionada... Alguien cercano al Clan ha estado aquí, esto no puede verse desde fuera gracias a nuestro sistema de camuflaje, lo tengo claro. Las pequeñas luces que antes veía, en cambio, son simplemente eso, los focos que difícilmente iluminan la estancia.
-Qué... Acogedor. -No se me ocurre nada mejor a decir.
-Aquí. Estaremos. Seguros. -Dice Argus, mientras cierra el camino del que venimos con una enorme y pesada puerta.
-Supongo. Voy a descansar un poco.
Y así lo hago.

La base se encuentra en una pequeña galería cerca de la costa, confirmado. Desde fuera solo se veía oscuridad, pero en el interior la luz de la vida está tan presente que incluso te puedes quemar con ella. La vista desde aquí es hermosa: El mar, inquieto; las olas, tan majestuosas como las pájaros que sobre ella vuelan; el viento que me golpea en la cara... Desde mi posición se puede incluso admirar el agua cristalina, casi parece reflejar el brillo de la luna creciente que ondea en el cielo, ahora más oscuro. ¿Será así la noche a partir de ahora, un cielo morado con ella en vez del sol? Más abajo, cerca de la playa, la arena se torna casi rosa, como si de pequeñas -minúsculas- flores se tratase. Es algo mágico, tan hermoso como la firme mirada de Eyland, aquella que no soy capaz de sacarme de la cabeza.
>>>Dentro de la cueva las cosas son muy diferentes: Lo que, en el exterior, era todo luz, se ha convertido aquí en el reino de la oscuridad. Cambiando las olas por sombras, que han decidido rodearme de nuevo. Me siento igual que entonces...
Pero unos golpes me liberan de mis pensamientos, me devuelven a la realidad.
-Debe de ser él. -Dice John, que también debe de haberlo oído.
-Voy a ver. -Responde Argus, y se encamina hacia la puerta. ¿Él, quién? -¿Quién va? -Pregunta, una vez la alcanza.
-Un copo de nieve. -La respuesta llega desde el otro lado.
-Que surca...
-Un horizonte nevado.
Y Argus abre la puerta automáticamente. Bonita clave esa, seguro que se le ocurrió al mismo Argus. Un chico, más o menos de mi edad, aparece tras ella, y entra en la cueva. Me es realmente familiar... Se parece a... No, no puede ser él. Yo misma lo...
-Paul. -Dice Eyland, en cuanto lo ve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario