miércoles, 8 de octubre de 2014

Horizontes Nevados (XXXII)







VIII
Eyland

-¡Axell!

-¡Papá!

Gritamos Engla y yo, al unísono. Sin venir a cuento, casi de la nada, se desmaya, cayendo de bruces contra el suelo. Parece el peso muerto que se lanza desde un avión, o al menos hace el mismo ruido. ¿Qué ha pasado?

-Maldita sea, Fire.

Tyr se levanta de su sitio y corre a socorrerlo. Con la ayuda de su exnovia, levantan al hombre inconsciente y lo llevan a una de las camas. Ni siquiera se queja al dejarlo caer, ¿de verdad sigue vivo?

-¿Respira? -Pregunto, todavía conmocionado.

-Sí, tranquilo. -Responde Enlga, sonriendo como únicamente saben hacerlo en su familia.

-¿Qué le ha ocurrido?

-No tengo ni idea. -El joven líder del Clan parece tan impactado como yo. -Estaba comiendo y, de pronto, estaba en el suelo.

-¿Pero por qué?

-Yo tengo una teoría... -¿Qué estás pensando, querida?

-Ilústranos. -Pide Tyr.

-Llevaba varios días sin dormir. Quizá el sueño haya podido con él. -Es lógico.

-Sí, eso podría tener sentido. -El que fue mi mejor amigo sonríe.

-Dejémoslo descansar un rato.

-Será lo mejor.

Concluyo, mientras me dirijo hacia el exterior de la cueva; me apetece estar bajo la lluvia. Salgo, y lo noto al instante: las gotas caen cada vez con menos fuerza y el calor empieza a hacerse notar, pronto saldrá el sol, y no parecerá que hace diez minutos diluviaba.

-En cuanto despierte Axell, podremos salir.


Sonriendo y con los primeros rayos en mi retaguardia, vuelvo al interior, al lado de Engla y Tyr. Durante mi breve ausencia, se han dedicado a reavivar el fuego y se han sentado a su alrededor.

-¿Pensáis volver a comer?

-Yo he perdido el apetito... -La voz de Engla es apenas un suspiro.

-Ya somos dos.

-Tres. -Finalizo.

Axell empieza a gritar y a retorcerse en su lecho sin previo aviso. ¿Qué estará soñando? Quizá una pesadilla, o puede que incluso sea un sueño bonito, más movido de lo normal... No sé si me entiendes...

-Papá, ¿estás bien? -Su rostro refleja su enorme preocupación.

-Mierda, Fire.

Tyr se levanta de forma apresurada, poniendo los ojos en blanco y con el rostro desfigurado de terror. ¿De dónde viene toda esa empatía? Ni yo mismo soy capaz de algo así, y eso que le tengo cariño a todo el mundo...

-Despierta, Axell. -Lo zarandea por el brazo y despierta de golpe.

-¡Tú!

De pronto, sin motivo alguno, el hombre se levanta y empuja a Tyr violentamente, moviéndolo un par de metros. En cuanto vuelve a alcanzarlo, lo agarra del cuello con ambas manos y aprieta, haciendo que su rostro se torne de un tono violeta.

-¡¿Pero qué...?! -Grito.

-¡Sepáralos, venga!

Engla, casi entre lágrimas, chilla para hacerme reaccionar, y lo consigue. Obedezco al instante y tomo a Axell por los hombros, tirando con toda la fuerza que mis brazos son capaces de proporcionarme. Después de varios intentos, consigo que lo suelte, aunque el fuego sigue ardiendo en sus ojos. ¿Qué demonios le has hecho, Tyr?

-¿Qué...? -Tose varias veces, y parece que no va a dejar de hacerlo nunca, pero para en cuanto de su boca sale escupida sangre. -¿Qué estás haciendo, loco?

-¡¿Loco yo?! -Responde.

-Estabas a punto de matarme. -Se masajea el cuello con la mano, está todavía muy rojo.

-¿No has intentado tú lo mismo? -¿Qué? ¿Cuándo?

-¿De qué hablas? -Eso digo yo.

-No te hagas el tonto conmigo, Spirit. -La furia, que parecía haber ido calmándose, vuelve a brotar con fuerza. ¿Alguien me puede explicar qué está pasando?

-De verdad que no sé qué dices. -Tose de nuevo.

-Mejor que yo lo sabes.

-Si tú lo dices... -Sonríe al decir esto. Está claro que juega con él.

-La sopa...

-Ah, ¿eso? -Ríe a carcajadas. -Una broma entre amigos.

-¿Broma? -Hace el movimiento para volver a ahogarlo, pero se controla. -¡Me has envenenado! -¡¿Qué?!

-Eso es un poco exagerado, yo te veo aquí, vivo.

-Porque soy más robusto que Eyland. -¿Que yo? No entiendo nada.

-Bueno, ahí te doy la razón. -Asiente, sonriendo. Maldita sea, deja de volverlo loco y dime qué ocurre.

-De habérselo dado a él como hablamos... -¿Pretendía matarme?

-Un error lo tiene cualquiera...

-Sabes tan bien como yo que fue un cambio intencionado. Dijiste que íbamos a acabar con él, aquí y ahora.

-¿Eso dije? -Se rasca la nuca. -Mentí.

-Tú... -Tú...

Axell respira de forma exagerada, forzada, casi parece un toro justo antes de embestir, cosa que por supuesto hace. Se lanza de nuevo al cuello del chico. Tyr, que hasta ahora apenas había podido moverse, se aparta con la agilidad de un gato salvaje. ¿Ha estado actuando todo este tiempo?

-Casi. -Ríe abiertamente.

-Suerte has tenido.

Y no se equivoca. Lanza un puñetazo que impacta directamente en la nariz del joven, deformándola como si de pasta de modelar se tratara. Eso ha tenido que doler, y yo debería haberlo impedido. ¿Por qué no puedo reaccionar?

-Oh, ¿no lo has esquivado? -Imita a Tyr.

-¿Y tú este?


Lanza otro golpe como respuesta, pero Axell le agarra el puño justo antes de que choque contra su abdomen. Me siento como el que está viendo una película, que observa todo desde fuera, sin posibilidad de interaccionar en ningún momento en la trama.

-Parece que sí he podido. -Sonríe. -Pero tú no.

Su pierna vuela y desfigura un poco más el ya demacrado rostro de Tyr. Sin un ojo, con la nariz rota y, además, con mandíbula desencajada. Tío, no creo que vayas a ir el año que viene a una pasarela.

-Hijo de puta...

Se limpia la sangre del labio con la mano e intenta devolverle, obviamente sin resultado, cada uno de los golpes. Axell, a su vez, no se molesta más que en frenarlos antes de que lo alcancen. Está jugando con él, y no voy a ser capaz de hacer nada al respecto.

-Basta... -Engla, quien había pasado todo este tiempo en silencio, solloza. -Basta ya...

Pero no sirve de nada. Su débil tono de voz parece no alcanzar a su padre, que continúa con la paliza a Tyr. ¿Eyland, qué haces? Están a punto de matar a tu mejor amigo y tu amada llora...

Y reacciono, por fin.

-Déjalo ya.

Axell suelta al chico, que escupe sangre en el suelo y tose. De verdad que si hubiera continuado así... El hombre se gira hacia mí y me mira con esos ojos suyos en los que hay siempre fuego.

-¿Me vas a parar tú? -Se coloca justo en frente mía, a tan pocos centímetros que parece que nuestras narices se tocan.

-Te voy a parar yo.

La voz de una mujer resuena por toda la cueva. ¿Engla? No, no puede ser ella, está demasiado ocupada con sus lágrimas. ¿Entonces quién? Y mi pregunta se responde sola: En la puerta secundaria aparece Tara y se dirige hacia nosotros. ¿Qué hace ella aquí?

-Qué fuerte me parece... Maltratando a un crío. ¿No te da vergüenza?

-Cariño, yo... -Los ojos de Axell pasan del rojo fuego al color de la pasión mientras se gira hacia ella.

-Tienes que haberte vuelto loco. -Tyr, como puede, se levanta del suelo y se mantiene en pie apoyándose en mi hombro.

-Te extrañé.

-Yo también a ti.


-Lo que yo no sé es por qué has venido. -Interviene Engla.

-Ah, eso... -Se lleva una mano a la espalda y saca una pistola, con la que me apunta. O a Axell, estamos en la misma línea. ¿Qué está pasando aquí?

-¿Pero qué...?

-Hasta nunca.

La bala sale volando. En apenas una décima de segundo puedo apreciar cómo Axell, como siempre, salta y sale de su trayectoria. Yo, en cambio...

-Mierda, Eyland.

Caigo al suelo de pronto. No... No me ha dado...

-Venga mi muerte, primo...

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