III
-Te
esperaba.
-¿A
mí? ¿Por qué?
-Ahora
te explico. -Sonríe de nuevo. -Ven conmigo.
Se
aleja y sale del bar caminando. La chica punk del Loud'n Rock...
¿Qué diablos hace ella aquí? ¿Y por qué me quiere ver y hablar
conmigo con tantas ganas? Es intrigante, pero escalofriante a la vez.
-¿Vienes
o qué? -Se gira en la puerta y me mira. -Te veo muy parado.
-Voy,
voy. -Levanto de mi taburete y voy hacia ella.
-Tengo
que decirte que eres más importante de lo que crees. -Dice, a medida
que me acerco a ella.
-¿Y
eso por qué?
-No
es algo que te pueda decir. -Señala al ayuntamiento. -Y menos aquí.
-¿Entonces?
-Te
lo mostraré.
-¿Y
se puede saber de qué se trata? -Dios, la curiosidad me mata.
-Es
NUESTRA particular causa. -No puede estar hablando en serio.
-¿El
Clan? -Me llevo las manos a la cabeza. -¿Aquí también?
-Eyland.
-Me pone la mano en la cara y me acaricia la mejilla. -No se trata de
eso, para nada se trata de eso. -Sonríe.
-¿Y
de qué si no? ¿Cuál es vuestra causa?
-Ahora
te lo mostraré. -Y ahí aparece otra vez su sonrisa. ¿Cómo puede
ser tan feliz?
-¿Y
quiénes sois vosotros? Si se puede saber... -No me fío un pelo.
-Lo
descubrirás también en unos momentos, pero tienes que seguirme.
-Como
quieras...
Sin
saber realmente por qué, comienzo a caminar a través de las calles
de Neo-Niflheim, siguiendo de cerca a la chica punk, quien, por
cierto, tiene que desconocer todos los detalles de la actual
situación de Paul. ¿Debería contarle?
Mejor
que no. Al menos, por ahora.
-Una
pregunta, Eyland. -Oh, oh.
-¿Sí?
-Pregunto asustado.
-¿Por
qué volviste? -Menos mal, no se trata de Paul.
-Pues...
La verdad es que...
-Echabas
Niflheim de menos, ¿no es cierto?
-En
realidad... -No puede estar más equivocada.
-¿Cómo
olvidar esta ciudad? Es hermosa.
-Para.
-La callo con la mano. -No tiene nada que ver con esto.
-¿Y
qué es? -Le cambia el gesto completamente, parece descolocada.
-Iba
a otro lugar, ¿vale? -Sin saber realmente por qué, acabo
gritándole.
-Ah...
-De sorprendida pasa a triste y pensativa, es la chica de las mil
caras. -¿Y por qué estás aquí, en Neo-Niflheim?
-Pues...
Mi vehículo tuvo un problema y caí en el bosque.
-¿Entonces
el enorme estruendo que escuché hace un rato fuiste tú?
-Me
temo que sí. -Me rasco la nuca. -¿Estabas en el bosque?
-Cerca.
-Ya
veo... -Respondo, porque ya no sé qué mas decir.
-Por
cierto, Eyland... -Aquí viene otra vez.
-¿Qué
ocurre...? Eh... No sé como te llamas. -Río nervioso. -Lo siento.
-Lysandra(1).
-¿Perdón?
(1)
Lysandra: Nombre de origen griego, puede traducirse como Libertadora.
-Ese
es mi nombre, Lysandra.
-Es
poco común en...
-Lo
sé. -Dice antes de que pueda terminar mi frase. -No soy de aquí. Mi
familia y yo vivíamos en una isla al sur de Niflheim. Nos mudamos
aquí cuando yo aún era muy pequeña.
-Ya
veo... Eso es interesante.
-Bueno,
que nos desviamos del tema. -Dice de pronto. -¿Por qué estás aquí
ahora?
-Ah,
eso... -Sigue sin preguntar por Paul, menos mal. -Pues, esa isla a la
que te referías hace un momento...
-¿Qué
con ella? -¿Le voy a contar?
-Iba
allí.
-¿Y
Paul? -Oh. ¿Por qué tan de sopetón?
-Él...
Está con El Clan.
-¡¿Qué?!
-Grita boquiabierta.
-Lo
siento.
Sin
saber por qué, abro mis brazos y ella se lanza entre ellos
abrazándome con fuerza. Llora desconsoladamente y no sé qué
demonios hacer en este momento, ¿me perdí algo cuando me fui de la
ciudad?
-Bueno,
Lysandra.
-¿Sí?
-Levanta su cabeza y me mira fijamente con sus enormes ojos azul
claro. Ella realmente es hermosa, entiendo lo que vio Paul en ella.
-Deberíamos
irnos. -Enrojezco al verla mirándome. El tono rosado de su pelo
resalta aún más el color celeste de sus pupilas.
-Sí.
-Ella también se sonroja. ¿Qué esta electricidad estática que
corre entre nosotros dos? -Deberíamos.
-Pues
venga.
Sonriendo,
se separa poco a poco de mí y me coge de la mano, estirándome del
brazo para que volvamos a movernos. ¿Cuánto tiempo he pasado
abrazado a esta chica? Se me ha hecho corto.
Corre
delante mía hacia un enorme recinto vallado, obligándome a seguirla
con los tirones de brazo que me pega. ¿Dónde se supone que vamos?
¿Qué es eso tan importante que quería enseñarme? Una vez estamos
a pocos metros de la gigantesca estancia, se frena y se gira hacia mí
sonriente:
-Bueno,
ya hemos llegado.
-¿A
dónde?
-En
un momento lo sabrás.
Otra
enorme sonrisa se dibuja en su cara. Diría que es la persona más
feliz del mundo, pero la he visto llorar, en realidad. Se acerca a un
pequeño panel escondido cerca del portón y teclea un número que no
me molesto en memorizar. ¿De verdad que esto no es parte del Clan?
Las
compuertas se abren y avanzamos por un largo pasillo hasta llegar a
un espacio abierto.
-¿Un
anfiteatro? -Pregunto poco seguro de mí mismo.
-No.
-Niega con la cabeza.
-¿Entonces?
-Un
campo de entrenamiento.
-¿Para
qué?
-Pues...
-Se gira y toca un silbato, en el que no había parado atención
hasta ahora, causando un estruendo que envuelve todo a nuestro
alrededor. -¡A formar!
-¿A
qué?
De
todos los lugares posibles comienza a aparecer gente, de todas las
edades, sexos y complexiones que puedan existir. Llenan toda la zona
de entrenamiento en apenas unos segundos. ¿Qué pasa aquí?
-¿Qué
es esto, Lysandra?
-Somos
LA REVOLUCIÓN.
-¿Contra
Neo-Niflheim? -No entiendo nada.
-Va
más allá.
Por
unas escaleras, baja a lo que yo más bien compararía con una arena
y se reúne con todos los demás.
-¡Eyland,
ven! -Me grita desde abajo.
-¡Voy!
Le
hago caso y desciendo la escalinata con cuidado, esto realmente
podría ser una trampa, y no creo que terminara bien. Me pongo a su
lado y, de forma casi instantánea, alza el puño en el aire.
-¡Este
hombre nos liberará del Clan! -Grita, y todos aplauden al unísono.
-¡Él, Eyland Rise, es el líder de la revolución que habíamos
esperado!
¡¿Qué?!
No hay comentarios:
Publicar un comentario