sábado, 7 de junio de 2014

Horizontes Nevados (III)


III

-¿De verdad que lo habéis cogido?

-Así es, tenemos a Capomafia.

-¿Y dónde lo tenéis?

-Encerrado en un lugar seguro. Una pista: Has estado allí antes. -Sé de donde habla, la celda de Anayansi...

-¿Qué vais a hacer con él?

-Eso prefiero que te lo explique Spirit.

-Como veas... Y, bueno... -¿Cómo digo esto ahora? Bueno, lo haré sin más. -Siento lo que dije antes, pero es que, verte en El Clan...

-Tiene que ser duro.

-¡Intentaste matarme! Claro que es duro... -Miro al suelo mientras digo esto.

-Debes entender que... Fue por la causa.

-La causa, la causa... ¡Siempre esa maldita causa! ¡¿De qué demonios se trata?!

-Eso no es algo que te pueda explicar o contar, es algo que debes interiorizar. Nunca lo entenderías del todo.

-Puede que no, pero podrías al menos dignarte explicármelo.

-Eyland... -Suspira y se masajea la frente con los dedos índice y corazón. -No vamos a llegar a ningún sitio como sigamos así.

-Se puede intentar. -¿Realmente va a dejar el tema de esta forma?

-Vamos, Spirit y Engla nos esperan.

Apoya su mano en la parte trasera de mi hombro para indicarme que avance. Aprieto los dientes, muerdo lo más fuerte que puedo para que mi brazo deje de dolor de forma tan exagerada. ¿Cómo es que se siente así, maldita sea? Las últimas veces no fue tan malo, vaya.

-Vamos. -Respondo.




-Sígueme.

Hace un gesto con la mano, indicando hacia adelante, y empieza a moverse. Recorremos los pasillos por los que había entrado pocos minutos antes con mi ahora difunto padre. ¿O no hace tan poco? Realmente no sé cuánto tiempo he pasado inconsciente.

-Eyland, ¿todavía te hacen efecto los gases?

-No... Creo que no. ¿Por qué? -¿Y esa pregunta?

-Estás como ido.

-Ah... Eso. -Mierda, olvidaba que me conoce hace años. -No es nada, sólo pensaba.

-Sí... -Parece que duda un instante. -Entiendo.

-Sigamos andando. -Al menos ya no es tan insistente como solía ser. ¿Qué nos ha pasado? Nos hemos distanciado mucho, de niños éramos inseparables.

-Venga.

Torcemos dos veces más a la derecha y luego una más a la izquierda, y aparecemos frente a una puerta con contraseña numérica. Debe haber alguna cosa realmente importante ahí detrás, y obviamente no es Tyr.

-¿Qué escondéis tras esto? Hay demasiada seguridad.

-Ahora vamos a verlo.

Se acerca al panel y teclea cuatro dígitos... dos, cuatro, seis, ocho. No es muy complicado de recordar, cualquiera podría entrar, ¿por qué una clave tan simple para algo tan importante? No es lógico en absoluto.

El cuadro se ilumina en un color verdoso y la puerta se abre automáticamente. Al otro lado hay otras dos puertas con sensores en la parte más alta. Aquí todo es tecnología, vaya.

-¿Cuál tomamos? -Pregunto.

-La izquierda es la sala de reunión y allí es donde vamos, así que esa.

-¿Y la derecha?

-Todo a su tiempo, amigo.

-¿A... mi... go?

-Eso he dicho, sí.

-Ah. -Respondo cortante. -Vamos.



-No puedes esperar, eh. -Sonríe.

-Pues no.

Lo corto de nuevo y nos dirigimos hacia la puerta de la izquierda, que se abre en cuanto pasamos por su lado. Tras ella hay una pequeña sala con una mesa que ocupa casi toda la habitación y con seis sillas a su alrededor. Los asientos están ocupados por Tyr, presidiendo la reunión, Engla, a su izquierda, y... ¿quién es el otro tío? No lo había visto antes.

-Hola, Eyland. -Dice el desconocido.

-¿Y tú eres...? -Es mayor que todos nosotros con diferencia. Se da un aire a Joseph, pero obviamente no es él.

-Me llamo Axell(1). -Tyr y Engla están pálidos, con cara de haber visto un fantasma.

-Eso no me aclara mucho.

-Shinjin. -Interviene la chica, con los ojos rojos.

-Hacía tiempo que no me llamabas así. -Replico.

-Lo sé. -Responde rápidamente. -¿Te explico?

-Claro. Soy todo oídos.

-¿Recuerdas la historia que te conté en la nave cuando veníamos?

-He sido gaseado, pero mantengo mi memoria.

-En cuanto a lo del despacho...

-Prefiero no saber. -Lo corto.

-Como veas. Bueno, pues ahora vamos a añadir un nuevo capítulo a lo que te conté.

-¿Quieres ir al grano? -Respondo. -Gracias.

-Este hombre. -Señala a Axell. -Es mi padre.

¡¿Qué?! No puede ser.

-Entiendo.

-¿Hay algo que quieras decir?


(1) Axell: De origen nórdico, significa “El hombre que trae la paz”.



-¿Joseph?

-Vamos a dar la noticia a ambos a la vez. Vamos allí. -Contesta Tyr.

-Claro.

Las tres personas sentadas frente a mí se levantan de su asiento al unísono. Un momento, ¿para quién es la sexta silla?

-¿Hay un asiento de sobra? -Pregunto.

-No. -Responde Tyr. -Están justos.

-¿Esperábamos a alguien? O sea, contando con Paul y conmigo somos cinco.

-Has tardado en llegar. Nuestro contacto tuvo problemas y se fue por temas de seguridad.

-¿El de las alarmas?

-El mismo. -Dice, mientras salimos de la habitación y abrimos la otra puerta.

-Ahora entiendo muchas cosas...

La segunda habitación tiene poco de hogareña, se trata de una celda de contención que solo se abre desde fuera, por dentro necesita una clave que funciona por huella dactilar. En una esquina está Joseph, sollozando y tirado en el suelo. Un emperador, el hombre que llegó a controlar todo lo que conozco, ahora es una simple rata de cloaca. Casi siento por él.

-Bueno... -Tyr, como ya es habitual, interrumpe mis pensamientos para tomar el protagonismo del asunto.

-Procede a darnos la noticia. -Digo.

-¿Qué noticia? -Responde Joseph desde su hueco pegado a la pared.

-Oh, si está vivo... -Tyr y su sarcasmo aparecen de nuevo.

-Se trata de tu destino. -Le digo. -¿Por qué me compadezco de él? Casi muero en diversas ocasiones por su culpa. -¿Cuándo será? Lo que sea que vayas a hacer con él, quiero decir. -Pregunto de pronto. -Es que... me vendría bien un médico.

-El brazo, ¿no?

-¿Cómo sabes...?

-El contacto estaba con las cámaras, me lo contó.

-¿Entonces...?



-Cuando te recuperes.

-Volviendo a lo de antes, Eyland. Eso es, su destino, y se trata de... Por favor, sonido de tambores... -¿Y ahora se pone a hacer chistes? Vamos tío, estoy en tensión.

-Continúa, por favor.

-Está bien... -Hace un gesto de decepción, parece un niño pequeño. -Vamos a hacer algo en lo que aquí el chico -me señala- ya tiene experiencia. -¿Se refiere a...? -Sí, eso que estáis pensando, vamos a ejecutarlo ante todos los habitantes del lugar.

-¡¿Cómo?! -Joseph se levanta e intenta golpear a Tyr, pero éste saca una pistola de rayos del bolsillo interior de su chaqueta y le dispara, inmovilizándolo.



-Así mejor, más tranquilo. -Lo mira sonriendo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario