III
-¿De
verdad que lo habéis cogido?
-Así
es, tenemos a Capomafia.
-¿Y
dónde lo tenéis?
-Encerrado
en un lugar seguro. Una pista: Has estado allí antes. -Sé de donde
habla, la celda de Anayansi...
-¿Qué
vais a hacer con él?
-Eso
prefiero que te lo explique Spirit.
-Como
veas... Y, bueno... -¿Cómo digo esto ahora? Bueno, lo haré sin
más. -Siento lo que dije antes, pero es que, verte en El Clan...
-Tiene
que ser duro.
-¡Intentaste
matarme! Claro que es duro... -Miro al suelo mientras digo esto.
-Debes
entender que... Fue por la causa.
-La
causa, la causa... ¡Siempre esa maldita causa! ¡¿De qué demonios
se trata?!
-Eso
no es algo que te pueda explicar o contar, es algo que debes
interiorizar. Nunca lo entenderías del todo.
-Puede
que no, pero podrías al menos dignarte explicármelo.
-Eyland...
-Suspira y se masajea la frente con los dedos índice y corazón. -No
vamos a llegar a ningún sitio como sigamos así.
-Se
puede intentar. -¿Realmente va a dejar el tema de esta forma?
-Vamos,
Spirit y Engla nos esperan.
Apoya
su mano en la parte trasera de mi hombro para indicarme que avance.
Aprieto los dientes, muerdo lo más fuerte que puedo para que mi
brazo deje de dolor de forma tan exagerada. ¿Cómo es que se siente
así, maldita sea? Las últimas veces no fue tan malo, vaya.
-Vamos.
-Respondo.
-Sígueme.
Hace
un gesto con la mano, indicando hacia adelante, y empieza a moverse.
Recorremos los pasillos por los que había entrado pocos minutos
antes con mi ahora difunto padre. ¿O no hace tan poco? Realmente no
sé cuánto tiempo he pasado inconsciente.
-Eyland,
¿todavía te hacen efecto los gases?
-No...
Creo que no. ¿Por qué? -¿Y esa pregunta?
-Estás
como ido.
-Ah...
Eso. -Mierda, olvidaba que me conoce hace años. -No es nada, sólo
pensaba.
-Sí...
-Parece que duda un instante. -Entiendo.
-Sigamos
andando. -Al menos ya no es tan insistente como solía ser. ¿Qué
nos ha pasado? Nos hemos distanciado mucho, de niños éramos
inseparables.
-Venga.
Torcemos
dos veces más a la derecha y luego una más a la izquierda, y
aparecemos frente a una puerta con contraseña numérica. Debe haber
alguna cosa realmente importante ahí detrás, y obviamente no es
Tyr.
-¿Qué
escondéis tras esto? Hay demasiada seguridad.
-Ahora
vamos a verlo.
Se
acerca al panel y teclea cuatro dígitos... dos, cuatro, seis, ocho.
No es muy complicado de recordar, cualquiera podría entrar, ¿por
qué una clave tan simple para algo tan importante? No es lógico en
absoluto.
El
cuadro se ilumina en un color verdoso y la puerta se abre
automáticamente. Al otro lado hay otras dos puertas con sensores en
la parte más alta. Aquí todo es tecnología, vaya.
-¿Cuál
tomamos? -Pregunto.
-La
izquierda es la sala de reunión y allí es donde vamos, así que
esa.
-¿Y
la derecha?
-Todo
a su tiempo, amigo.
-¿A...
mi... go?
-Eso
he dicho, sí.
-Ah.
-Respondo cortante. -Vamos.
-No
puedes esperar, eh. -Sonríe.
-Pues
no.
Lo
corto de nuevo y nos dirigimos hacia la puerta de la izquierda, que
se abre en cuanto pasamos por su lado. Tras ella hay una pequeña
sala con una mesa que ocupa casi toda la habitación y con seis
sillas a su alrededor. Los asientos están ocupados por Tyr,
presidiendo la reunión, Engla, a su izquierda, y... ¿quién es el
otro tío? No lo había visto antes.
-Hola,
Eyland. -Dice el desconocido.
-¿Y
tú eres...? -Es mayor que todos nosotros con diferencia. Se da un
aire a Joseph, pero obviamente no es él.
-Me
llamo Axell(1). -Tyr y Engla están pálidos, con cara de
haber visto un fantasma.
-Eso
no me aclara mucho.
-Shinjin.
-Interviene la chica, con los ojos rojos.
-Hacía
tiempo que no me llamabas así. -Replico.
-Lo
sé. -Responde rápidamente. -¿Te explico?
-Claro.
Soy todo oídos.
-¿Recuerdas
la historia que te conté en la nave cuando veníamos?
-He
sido gaseado, pero mantengo mi memoria.
-En
cuanto a lo del despacho...
-Prefiero
no saber. -Lo corto.
-Como
veas. Bueno, pues ahora vamos a añadir un nuevo capítulo a lo que
te conté.
-¿Quieres
ir al grano? -Respondo. -Gracias.
-Este
hombre. -Señala a Axell. -Es mi padre.
¡¿Qué?!
No puede ser.
-Entiendo.
-¿Hay
algo que quieras decir?
(1)
Axell: De origen nórdico, significa “El hombre que trae la paz”.
-¿Joseph?
-Vamos
a dar la noticia a ambos a la vez. Vamos allí. -Contesta Tyr.
-Claro.
Las
tres personas sentadas frente a mí se levantan de su asiento al
unísono. Un momento, ¿para quién es la sexta silla?
-¿Hay
un asiento de sobra? -Pregunto.
-No.
-Responde Tyr. -Están justos.
-¿Esperábamos
a alguien? O sea, contando con Paul y conmigo somos cinco.
-Has
tardado en llegar. Nuestro contacto tuvo problemas y se fue por temas
de seguridad.
-¿El
de las alarmas?
-El
mismo. -Dice, mientras salimos de la habitación y abrimos la otra
puerta.
-Ahora
entiendo muchas cosas...
La
segunda habitación tiene poco de hogareña, se trata de una celda de
contención que solo se abre desde fuera, por dentro necesita una
clave que funciona por huella dactilar. En una esquina está Joseph,
sollozando y tirado en el suelo. Un emperador, el hombre que llegó a
controlar todo lo que conozco, ahora es una simple rata de cloaca.
Casi siento por él.
-Bueno...
-Tyr, como ya es habitual, interrumpe mis pensamientos para tomar el
protagonismo del asunto.
-Procede
a darnos la noticia. -Digo.
-¿Qué
noticia? -Responde Joseph desde su hueco pegado a la pared.
-Oh,
si está vivo... -Tyr y su sarcasmo aparecen de nuevo.
-Se
trata de tu destino. -Le digo. -¿Por qué me compadezco de él? Casi
muero en diversas ocasiones por su culpa. -¿Cuándo será? Lo que
sea que vayas a hacer con él, quiero decir. -Pregunto de pronto. -Es
que... me vendría bien un médico.
-El
brazo, ¿no?
-¿Cómo
sabes...?
-El
contacto estaba con las cámaras, me lo contó.
-¿Entonces...?
-Cuando
te recuperes.
-Volviendo
a lo de antes, Eyland. Eso es, su destino, y se trata de... Por
favor, sonido de tambores... -¿Y ahora se pone a hacer chistes?
Vamos tío, estoy en tensión.
-Continúa,
por favor.
-Está
bien... -Hace un gesto de decepción, parece un niño pequeño.
-Vamos a hacer algo en lo que aquí el chico -me señala- ya tiene
experiencia. -¿Se refiere a...? -Sí, eso que estáis pensando,
vamos a ejecutarlo ante todos los habitantes del lugar.
-¡¿Cómo?!
-Joseph se levanta e intenta golpear a Tyr, pero éste saca una
pistola de rayos del bolsillo interior de su chaqueta y le dispara,
inmovilizándolo.
-Así
mejor, más tranquilo. -Lo mira sonriendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario