sábado, 11 de octubre de 2014

Horizontes Nevados (Final)

Bueno, aquí os dejo el final del libro. Contiene dos capítulos, espero que os haya gustado lo leído hasta el momento. Gracias por el apoyo, vuestras críticas hacen mucho. 






IX
Axell

Joder, esa bala casi me alcanza. ¿En qué estabas pensando, Tara? Si querías matar a Eyland, no tenías que dispararme a mí. ¿O es que el objetivo no era otro que yo? No, no puede ser. Y ahora también está lo otro...

-Joder, Spirit.

Me levanto del suelo, todavía temblando, y voy hacia su lado. Hace un minuto estaba intentando matarlo, ¿por qué me siento tan mal ahora que ha muerto? Esto no tiene sentido alguno. Lo rodeo con los brazos.

-Eh. -La voz de Engla retumba por toda la cueva. -Suéltalo.

La sangre del cuello del joven me está manchando la camiseta, pero se siente tan cálida... ¿De verdad está muerto? Realmente no lo parece. Eyland, apenas a unos pocos centímetros de mí, sigue paralizado. Su rostro se ha tornado blanco, el sudor corre por su frente y respira de forma entrecortada.

-He dicho que lo sueltes.

-Pero... -Hija, ¿qué te pasa?

-Quieres asegurarte de que está realmente muerto, ¿no?

-No, no es lo que tú...

-Ya. -Corta mi frase. -Y yo tengo que creérmelo.

-¿Por qué iba a mentirte?

-Buena pregunta. -Puntualiza. -Es la misma que llevo yo haciéndome desde hace un tiempo.

-Yo no quise...

-Pero me has estado mintiendo más de veinte años. Tuvo que ser el día que cumplí veintidós que me dijiste que mi madre era otra persona.

-¿Era hoy? -Mierda, otra cagada más.

-Te olvidaste, como todos aquí. Bueno, Spirit no. Y ahora está muerto. Gracias mamá. -Se gira hacia Tara.

-¿Se lo has dicho ahora?

-Hace un rato, no tenía opción... Ella tenía que saberlo.

-¿Por qué tardaste tanto? -Pregunta, casi gritando. -Creía que hacía años que lo sabía, ¡maldita sea! Ella tenía derecho a saberlo. ¡Me mentiste! -Y van dos cagadas.

-Pero, Tara...

Aunque no era de ella de quien tenía que estar pendiente. Engla me da un bofetón que me hace girar la cara. Joder, eso ha dolido, y no poco. Te haré caso y soltaré a Spirit, que parece ser el único que me apoya...

-Debería dispararte ahora mismo. -Concluye la mujer de Agder, mientras recarga su pistola. -Pero tengo aún algo que hacer...

En un rápido movimiento, Tara se gira, levanta a Eyland del suelo y le pone la punta del arma en la cabeza, cogiéndolo del cuello con el otro brazo. Maldita sea, chico, ¿es que no te vas a mover y hacer algo útil nunca?

-¿Qué haces? -Pregunto, movido más por la curiosidad que por el interés de salvar al chico.

-Lo que debería haber hecho hace tiempo.

-¿Cómo? -¿Qué tiene ella en su contra? Fue gracias a la aparición de Eyland que volvimos a estar juntos.

-¿Recordáis los ruidos que oíais, que pensabais que eran salvajes?

-Claro.

-Por supuesto. -Engla asiente.

-Pues aquí tenéis a su causante. Os he estado observando desde que llegasteis.

-¿Pero cuándo?

-Disteis un rodeo. Yo simplemente cogí la ruta corta. -Sonríe y da un paso atrás, hacia el acantilado que marca la entrada principal de la prueba. -Y esa misma voy a utilizar ahora, que me voy.

-¡¿Qué vas a hacer con él?! -Mi hija intenta gritar, pero únicamente puede sollozar y llorar.

-Oh, simplemente lo pondré a salvo de vosotros. -Y de nuevo una sonrisa. ¿Qué estás diciendo, Tara?

-¡Yo lo quiero!

Engla sale corriendo hacia ella, pero pone un dedo en el gatillo, lo que la hace frenarse en seco. Eyland, en cambio, sigue sin hacer nada, ¿cuánto tiempo piensas estar sin hacer nada?


-Ni un paso más. O llenaré estas bonitas paredes rocosas de sangre Rise. -La muchacha se gira hacia mí.

-¡Papá, haz algo! -Tara sigue acercándose al borde, pero todavía estoy yo en su camino.

-Hija, yo...

-¡Tienes que matarla! -De pronto, se derrumba y cae al suelo de rodillas, entre lágrimas. De verdad lo quiere... -Por favor...

No puedo, Engla, no puedo. Yo querría hacerte feliz, salvar a Eyland para que pudierais estar juntos por fin. Pero es que, sencillamente, no soy capaz de herir a esta mujer. Estoy demasiado enamorado de ella.

-Es inútil. -Dice Tara. -Mi querido Axell no se moverá. -Ya ha llegado a mi altura, apenas a un metro del acantilado.

-¿Lo es, papá? ¿Lo es? -Por desgracia sí.

-Maldita sea, Axell, ¡reacciona!

Eyland parece volver a la vida, y de qué forma. Su grito retumba por toda la estancia, y también en mi interior. De un codazo, consigue liberarse parcialmente del agarre del cuello al que lo tiene sometido.

-Tengo que hacerlo. -Aunque duela, aunque luego no vuelva a sonreír. -Es mi deber como padre.

Aprovechando los pocos instantes en que Tara está entretenida con Eyland, me lanzo hacia ella y los separo, dejando al chico un par de metros a mi espalda del empujón. ¿Por qué estoy haciendo esto? No tiene sentido.

-¿Qué estás haciendo? -Los ojos de mi amada reflejan un terrible miedo. -¿No irás a...?

-Te amo. De verdad que lo hago.

Y la empujo a una caída de varias decenas de metros.




















X
Engla

El grito de mi verdadera madre se podría escuchar a muchos kilómetros a la redonda. Parecía casi una sirena siendo devuelta al mar a la fuerza, ha sido espantoso. Aunque, peor que su quejido, es de mi padre.

-La... La he...

-Matado, sí. -Asiente Eyland. -Muchas gracias por salvarme.

-¡A qué precio!

-Al justo. -Respondo, a varios metros de ambos.

-Nunca me perdonaré algo así. ¡He matado a las dos mujeres con las que he tenido hijos!

-Culpa tuya ha sido.

-Vámonos de aquí.

Eyland se aleja de Axell, que se queda solo con su dolor y su llanto al borde del precipicio. Yo no quería haberte obligado a eso, pero tenía que salvarlo. ¿De verdad soy tan mala hija?

-Todavía no me creo que lo haya hecho. -Susurra, mientras se para a mi lado.

-Yo tampoco. -Igualo el volumen de su voz.

-Ahora eres su única familia, Engla. -Y me perderá.

-Pues entonces es como si no tuviera.

-¿Qué?

-Ha intentado matarte, me ha engañado durante años. Y lo que es peor, me ha utilizado para acabar contigo.

-Aún así, es tu padre.

-¿Tú perdonaste al tuyo?

-Sí... Al final sí.

-Pues lo siento pro no ser tan buena persona como tú. -Me está poniendo nerviosa. Acabo de salvarte la vida, maldita sea.

-Engla...

-Ves yendo a la nave, que nos vamos. Te veo allí.

Obedece y se aleja a la vez que yo me acerco a mi padre. Me pongo en cuclillas a su lado, intentando sonreír entre sollozo y sollozo. Pero es inútil, el llanto sigue siendo su única conversación.

-Estamos a punto de irnos.

-Lo sé. -Se seca las lágrimas con el dorso de la mano. -Dame un minuto para recomponerme.

El mismo minuto que me diste tú después de matar a mamá en Upsala o de decirme que ella no era realmente mi madre, ¿no? El mismo minuto que le has dado a Spirit hace un rato cuando te has despertado, justo ese.

-No.

-¿No?

-Tú no vienes.

-¿Qué? -El rojo Fire de los ojos se ha apagado por completo.

-Te voy a dejar aquí.

-¿Y cómo voy a volver? -Sonrío.

-No vas a hacerlo. No tendrás forma.

-¿Por qué?

-Es lo que te mereces.

-Pero, Engla...

Sin prestar atención al resto de la frase, me dirijo a la puerta trasera de la cueva. Por fin dejo este lugar, que no me ha traído más que desgracias y traiciones. Eyland, ¿conseguirás tú proporcionarme una mejor vida?

-Hasta nunca, Axell.

Salgo y atravieso el espeso bosque tropical a trompicones. Ahora mismo, lo único que quiero es salir de aquí y no volver jamás. Por fin llego a la nave, pero Eyland no está allí. ¿Es que él también me ha abandonado?

-Sube. -La puerta se abre. Así que estabas dentro... Menudo susto me has dado.

-Claro.


Le hago caso y entro en el vehículo, que ya tiene todo en marcha para partir. ¿Cuándo ha aprendido a utilizar nuestras naves? Ah, sí, cuando se fue de Upsala y me dejó allí a merced del Clan...

-En marcha.

Iniciamos el vuelo y en apenas unos segundos nos alejamos del suelo y, en unos pocos más, de la isla. Algo va mal aquí, ¿por qué el cielo es de color morado? Obviamente eso no puede ser normal. No me gusta nada esto...

-Engla. -La voz del joven a mi lado me saca de mis pensamientos y me devuelve al mundo real.

-¿Sí?

-Te amo.

-Yo también te amo, Eyland.

O, al menos, eso crees tú.







FIN





Antes de nada, quería enseñaros la portada definitiva del libro Horizontes Nevados, aquí la tenéis: 



En justo una semana tendréis aquí el prólogo del tercer libro. Cabe destacar que no subiré nada más después de eso hasta inicios del próximo año, ya que la publicación del prmero tiene prioridad a la escritura del tercero. Os dejo la sinopsis:




Último Rugido

Después de la inesperada e impresionante muerte de Tyr en la antigua cueva de Impeesa, Eyland y Engla parten en busca del lobo que nunca duerme, dejando a Axell allí tirado. Pero algo en el mundo está ocurriendo y todo se está tornando extraño y amenazador para Eyland. Completamente seguros de estar haciendo lo correcto, los dos jóvenes descubren la verdadera causa del Clan y deben replantearse continuar o no con la lucha, pues iba más lejos de lo que ambos jamás habían creído. Por si no fuera poco, Impeesa los sorprende con un compañero de viaje inesperado.

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