miércoles, 16 de julio de 2014

Horizontes Nevados (XV)






X

¿He... He matado a Lysandra? ¡No puede ser! ¿Cómo ha sucedido todo esto? No soy capaz de recordar nada. ¿Qué se supone que pasó? Yo nunca habría sido capaz de algo así... Maldita sea, ¡yo la quiero!

Las lágrimas comienzan a brotar rápidamente mientras mis piernas flaquean, haciéndome caer al suelo de rodillas con la cara completamente empapada. ¿Por qué he hecho algo así? No me lo explico.

-Lys... Yo...

-Eyland, ¿qué has hecho? -Responde Engla, con la boca abierta todavía y tan pálida que podría confundirse con la nieve, ahora manchada de rojo.

-¿He... He sido yo?

-Venga, pequeño Eyland. -Un susurro de Tyr al oído. Tengo ganas de girarme y golpearlo violentamente, pero estoy paralizado. ¿Cómo he hecho algo así? No recuerdo nada de nada. -Asúmelo, eres tan asesino de aliados como yo.

Y, por fin, consigo darme la vuelta, con los puños en alto. Pero no golpean nada, simplemente cortan el aire. ¡Él no está ahí! ¿Habrá sido todo mi imaginación? No, no puede ser, Lysandra está ahí, tirada en la nieve y sin vida alguna.

-¡AAH! -Chillo con todas mis fuerzas, un grito ahogado, mientras me llevo las manos a la cabeza y caigo al suelo de rodillas. Está frío, pero apenas lo noto.

-Eyland, chico. -Axell se agacha y se pone a mi altura. -¿Estás bien?

-Él... Tyr... Estaba aquí conmigo hace un segundo, ¿verdad? ¡Dime que es así! -Lo cojo del cuello de la chaqueta y lo zarandeo.

-Eh, eh. -Frena mis manos con las suyas. -Relájate un poco.

-¡Pero me dijo eso al oído, me dijo que yo la había matado!

-No te dijo nada.

-¿Cómo que no? ¡Yo lo escuché!

-Eyland, hace horas que no sabemos nada de su paradero. No pudo decirte nada.

-¿Entonces... Fue todo mi imaginación? -Definitivamente, algo en mi cabeza está fallando, o quizá sea todo lo que tiene un problema. Aunque, si no era real, entonces... -¿Y tu hija, está viva?


-Pues... -Intenta ocultarlo, pero no puede evitar llorar. -Engla sí.

-¿Eso quiere decir que...?

-Así es. -Asiente, sin dejarme terminar.

-¿He sido yo? -Por favor, que diga que no. Por favor, que diga que no.

-Mucho me temo.

-¡No! No puede ser... -Y sollozo de nuevo. -¿Cómo ha pasado?

-Déjame que te explique yo. -Suena la voz de la antigua líder del Clan, aunque no soy capaz de encontrarla por ningún lado.

-Aquí, chico. -Axell señala a su muñequera.

-Cuéntamelo todo, por favor. Pero antes, ¿dónde estás?

-He ido a buscar a Spirit. Por lo visto, sigue donde tú lo dejaste la última vez.

-¿Y ese lugar es...?

-Te lo relataré. -Se aclara la garganta. -Nos encontramos, mejor dicho te encontré, en mitad de la calle hace un rato. Me puse de tu parte y dejé de lado al Clan, al que hacía mucho tiempo que ya no le era fiel.

-Sí, eso es lo último que recuerdo.

-El plan era que yo te trajera conmigo a una pequeña casa abandonada, donde él te inyectaría una especie de líquido hipnótico. Una bomba cayó realmente cerca de nuestra posición, y tú saltaste en el interior de esa vivienda. Intenté avisar, pero...

-Da igual. -Respondo, tan frío como el suelo bajo mis pies. -Sigue hablando.

-Spirit te interceptó allí y caíste bajo su control. Eras como una especie de marioneta, y no ibas a dejar de comportarte como tal hasta que no cumplieras tu misión.

-¿Y mi objetivo era...?

-Acabar con la revolución. ¿Y qué mejor forma que asesinando a su líder?

-Ese maldito... -Escupo al suelo toda la rabia y bilis que siento hacia él. -¡Lys ha muerto por su culpa! ¿Por qué me odia tanto?

-Siempre dijo que era por la causa.

-¡Y otra vez la maldita causa!

-Te diría lo que es, pero nunca llegué a saberlo del todo. -Un momento, ¿qué?


-Explícame eso.

-Desde que todo esto empezó, dijeron que había un motivo, una justificación por la que tu muerte era la única salida. Que, de no ser así, al mundo le irían mal las cosas. Únicamente cuatro personas sabían de qué se trataba exactamente, y tres de ellas ya no están entre nosotros.

-Cuatro... -Recapitulemos. -Joseph, mi padre, Axell, y el vivo...

-Eyland, lo siento, pero tengo que cortar la conexión. Lo estoy viendo. -Y la transmisión desaparece.

-Mucho me temo que yo no soy una de esas personas. -Responde el padre de Engla, al oírme pensar en voz alta.

-¿No? -Digo, sorprendido.

-No. -Niega con la cabeza. -Ya me habían traicionado cuando empezaron con esto. Quien te falta en tu lista es Paul.

-¿Por qué iba a saber él algo así?

-Porque, de no haberle contado nada, no habría colaborado.

-Visto así... -Tiene mucho sentido, ahora que lo pienso.

-Eyland. -De nuevo, una voz en el intercomunicador, esta vez en el mío.

-Dime, Engla.

-Lo tenemos. -Y corta de nuevo la conexión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario