VII
-¡Tyr!
¡Espera!
Salgo
corriendo tras él a través del pasillo, a medida que me alejo veo
como me miran extrañados mi familia y Paul. <<Lo siento,
chicos.>>, pienso mientras sigo corriendo a través del largo
pasillo de esta farsa de comisaría. Esto no sirve para ayudar a
nadie salvo al comisario, mejor dicho a sus bolsillos. Maldita
corrupción, es que lo hacen todo por dinero, joder.
El
dinero, el jodido y más que manipulador dinero. En este mundo, en
esta sociedad tan globalizada todo lo mueve el dinero, lo controla;
sin dinero, no eres nadie. Me gustaría ver qué habría pasado si el
mundo no dependiera tanto del dinero. Si fuera el caso, ¿tendríamos
valores morales? ¿Seríamos menos egoístas y pensaríamos más en
los demás? De verdad que me gustaría saberlo. Estoy harto de esta
mierda de sociedad que se centra en favorecer el consumismo y la
falta de modales, realmente la odio, y no es algo que se debería
hacer. Maldita sea, ¿tan difícil es un poco de comprensión, de
ayuda mutua o solidaridad? Se ve que sí, se ve que los ricos harán
que los que tienen menos recursos mueran... Así que, sociedad,
dinero... Sólo me queda decirte una cosa:
TE
ODIO
-Chico,
¿estás bien? -Una mano me frena en seco, tanto a mí como a mi
disertación. -Tienes una cara de rabia que no te la quita nadie,
¿pasa algo?
-Eh...
No, no pasa nada. -Parece que mi cara cambia y mi expresión es más
suave. -Estoy algo preocupado por mi amigo, se ha ido corriendo y no
sé dónde ha acabado.
-No
te preocupes hijo. -El hombre de la calle me sonríe, parece otro
policía. -Seguro que está bien, ya verás como lo encuentras.
-Eso
espero. -Mi voz es solo un suspiro. -Muchas gracias por el ánimo.
-Comienzo a correr de nuevo. -¡Adiós!
Mientras
me alejo del hombre veo como articula lo que parece ser una despedida
de mí. No sé dónde puede estar Spirit, pero me dirijo a la zona
donde se hizo el Loud'n Rock
sin saber realmente por qué. Empiezo a correr por las calles de La
Villa de Niflheim(1),
ciudad en la que me crié pero de la que realmente sé muy poco. Oh
no, una procesión, esto puede retrasarme tremendamente, ¿qué hago
ahora? Acababa de ver a Tyr cruzar la calle a lo lejos. Corro todo lo
rápido que puedo y bordeo la procesión de forma ágil y habilidosa.
(1)
Niflheim: En
la mitología nórdica es el reino de la oscuridad y de las
tinieblas, envuelto por una niebla perpetua.
En
él habita el dragón Níohöggr que roe sin cesar las raíces del
fresno perenne Yggdrasil,
el árbol de la vida nórdico.
Parezco uno de los antiguos ninjas
japoneses avanzando hacia su destino entre las calles de Niflheim.
¡Allí está Tyr! No me pilla muy lejos, tengo que seguir aunque se
me salga el corazón por la boca de lo cansado que estoy.
-Espera... allí... -Sollozo mientras
sigo corriendo.
Por fin me acerco a Tyr, está parado
y cogiendo aire, sentado en el suelo. Parece que espera a algo o a
alguien, ¿qué será? Me intriga, quiero saberlo, pero no me atrevo
del todo a acercarme. Está a penas a cinco metros de mí, pero está
tan tranquilo, tiene un aura tan oscura a su alrededor... Me cuesta
mucho acercarme a él, no sé si dejarlo allí y volver en un rato.
-Chico, tienes que ir. -La voz llega
de forma inesperada y me es extrañamente familiar. Me giro de forma
rápida y asustada.
-¿Quién es usted?
Una vez estoy de espaldas a Tyr lo veo
con claridad, es el hombre que me paró hace unos minutos. ¿Cómo
habrá llegado aquí? Y, ¿por qué está aquí ahora de nuevo?
Realmente me intriga.
-Perdón por aparecer de forma tan
repentina. -Se quita el sombrero de gangster que lleva puesto. -Me
llamo Joseph(2), aunque todos me llaman Josh. Encantado.
-Mueve su sombrero y me lo pone a mí. -Me extiende su mano y me mira
sonriente.
-Igualmente. -Le doy la mano y le
devuelvo la sonrisa. -Yo soy Eyland, y ése de ahí es...
-Tyr, lo sé. -¿Qué? ¿Por qué sabe
quién es Tyr? ¿Qué tiene que ver él con este señor? -No me mires
mal, antes has hablado de él.
-Ah, bueno, vale...
Sigo mirándolo extrañado, antes me
ha ayudado, pero sigo sin fiarme de él, sus pintas me dan mala
espina. El chaqué gris, los zapatos negros con la punta tan
perfectamente abrillantada, y el gorro de corte fino que ahora llevo
yo puesto, unidos al reloj dorado de bolsillo que le sale de dentro
de la chaqueta, le dan un aire de gangster que me hace desconfiar de
él aunque sea buen hombre, o lo parezca.
-Y ahora, hijo, deberías ir con tu
amigo, parece muy solo. Por cierto, el gorro puedes quedártelo, es
un regalo. -Sonríe y desaparece por el ancho de la calle.
-Gracias... -Sonrío de forma tímida.
-Supongo.
(2):
Joseph: Hace referencia al famoso mafioso Joseph “Capomafia”
Bonanno, quién llegó a Nueva York a la temprana edad de diecinueve
años y asumió el control del clan Manzano, mafia italiana. Es el
único mafioso en cumplir “el sueño mafioso” al morir en su cama
y de forma natural a los 97 años en vez de morir asesinado.
Me
acerco a Tyr poco a poco, todavía con miedo. Cinco metros... cuatro
metros... A los tres metros alza su cabeza y la dirige hacia mí, me
mira por un instante y vuelve a mirar al frente sin ningún objetivo
fijo aparente. Me ha visto, sé que me ha visto, no hay nadie más
aquí.
Sigo
acercándome a él, dos metros... un metro... medio... me acerco a la
zona donde está él y me siento a su lado.
-Tyr,
yo... -Mis palabras suenan como simples suspiros.
-No
digas nada.
Su
mirada sigue fija en el horizonte y sus palabras son casi
impercetibles. Respira de forma apresurada y sin control, cogiendo
aire de forma excesiva y casi sin dejar escapar nada.
-¿Estás...
bien? -La preocupación se eleva desde mi corazón hasta mi garganta
y es transmitida a mis palabras.
-Claro.
¿Por qué no? -Sigue sin mirarme, ¿por qué hace esto?
-¿Seguro?
Sabes que te conozco, eres orgulloso como nadie. -Lo miro fijamente.
-Está
bien. -Pone su mano en el costado. ¡El costado! ¿Cómo no me di
cuenta antes? Hace a penas tres días del navajazo, ¿cómo va a
estar bien?
-Correr...
No me hace mucho bien, ya sabes... -Medio sonríe y parece que se va
a girar y dignarse a mirarme, pero es solo eso, una apariencia.
-No
tendrías que... -¿Qué estoy diciendo ahora? ¿Por qué le reprocho
esto? No he hecho nada más que eso desde que llegué a la comisaria,
es algo que debería cambiar. -Solo... Lo siento, ¿vale?
-No
tienes por qué disculparte... -Una lágrima cae por su rostro. -Al
fin y al cabo... Tenías razón, de no ser por mí tú... a ti no...
-Ya
basta, Tyr.
Se
gira y me mira sorprendido. Ahora por fin puedo ver su rostro. Brilla
a causa de las lágrimas reflejadas en el sol y sus ojos... Son como
el mar, sabes donde comienza su mirada, pero no sabes donde acaba.
Realmente me impacta ver su cara así, es como... es como si no
tuviera vida. Esos ojos me molestan, ciertamente.
-Yo...
Sólo... Te echaba de menos, ya está. Me preocupaba por ti, no te
odio. Siento haber sido tan egoísta hace un rato. -Mis palabras caen
de mi boca de forma lenta y vacía, no soy yo quien habla, es mi
corazón quien lo hace.
-Fue
culpa mía, de no ser por mí no te habrían...
-He
dicho que ya basta. -Mi mirada lo fulmina rápidamente, puedo notar
como se asusta al ver mis ojos.
-Está
bien. Bueno, lo siento por eso. Nunca quise que algo así pasara.
-El
que tiene que lamentarlo soy yo. Tú me salvaste de ser atracado y no
sé si de algo peor y arriesgaste tu propia vida en el intento. Y
yo... sólo te reproché aquello que me pasó. Lo siento, lo siento
muchísimo. ¿Serás capaz de perdonarme?
-¿Me
perdonarás tú por hacerte pasar algo tan horrible?
Nuestras
miradas se cruzan por primera vez, ambas miradas tristes y casi sin
vida. De pronto y sin previo aviso, una sonrisa débil aparece en mi
rostro y, acto seguido, una parecida aparece en el de Spirit.
Sin
saber por qué, me acerco tímidamente y abrazo a mi amigo, un abrazo
fuerte, de los que quitan el aliento. De hecho, lo hace literalmente.
Tyr empieza a toser y me aparta de forma repentina y algo violenta.
Lo miro sorprendido.
-Lo
siento, lo siento. No te lo tomes a mal. -Noto la impotencia en sus
ojos. -Es solo que... ya sabes... la costilla.
-¿Aún
duele? -La preocupación se refleja en mi rostro.
-Sí,
algo. Hace solo tres días de... aquello. No quiero ni nombrarlo.
-Lo
siento si te hice daño, no era mi intención.
-No
pasa nada, ha sido... la emoción del momento.
-Sí,
supongo que sí.
Ambos
reímos, entre sollozos por el dolor de nuestras heridas, pero reímos
abiertamente. Este chico sí es mi amigo Tyr, sí es el muchacho que
conocí en el Loud'n Rock
hace un par de noches.
-Entonces...
¿amigos? -Le tiendo mi mano.
-Amigos.
-Sonríe y estrecha mi mano.
-Bueno,
lo que no sé es qué haces plantado aquí en medio.
-Pues...
La verdad es que quería llegar al lugar donde se hizo el Loud'n
Rock,
pero el dolor no me dejó correr más que hasta aquí.
-¿Sabes?
Allí es donde fui a buscarte, pero, por el camino, te vi aquí, así
que paré.
-Es
una coincidencia, vaya.
Reímos
de nuevo y yo me levanto del suelo tan rápido como mi cuerpo me lo
permite. Miro a mi amigo intentando hacer lo mismo sin resultado y le
tiendo una mano para ayudarlo a ponerse en pie.
-Y
ahora, ¿qué?
-Eso
digo yo, ¿y ahora qué?
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