domingo, 23 de marzo de 2014

Sueños Espiral (VII)




VII

-¡Tyr! ¡Espera!

Salgo corriendo tras él a través del pasillo, a medida que me alejo veo como me miran extrañados mi familia y Paul. <<Lo siento, chicos.>>, pienso mientras sigo corriendo a través del largo pasillo de esta farsa de comisaría. Esto no sirve para ayudar a nadie salvo al comisario, mejor dicho a sus bolsillos. Maldita corrupción, es que lo hacen todo por dinero, joder.

El dinero, el jodido y más que manipulador dinero. En este mundo, en esta sociedad tan globalizada todo lo mueve el dinero, lo controla; sin dinero, no eres nadie. Me gustaría ver qué habría pasado si el mundo no dependiera tanto del dinero. Si fuera el caso, ¿tendríamos valores morales? ¿Seríamos menos egoístas y pensaríamos más en los demás? De verdad que me gustaría saberlo. Estoy harto de esta mierda de sociedad que se centra en favorecer el consumismo y la falta de modales, realmente la odio, y no es algo que se debería hacer. Maldita sea, ¿tan difícil es un poco de comprensión, de ayuda mutua o solidaridad? Se ve que sí, se ve que los ricos harán que los que tienen menos recursos mueran... Así que, sociedad, dinero... Sólo me queda decirte una cosa:

TE ODIO

-Chico, ¿estás bien? -Una mano me frena en seco, tanto a mí como a mi disertación. -Tienes una cara de rabia que no te la quita nadie, ¿pasa algo?

-Eh... No, no pasa nada. -Parece que mi cara cambia y mi expresión es más suave. -Estoy algo preocupado por mi amigo, se ha ido corriendo y no sé dónde ha acabado.

-No te preocupes hijo. -El hombre de la calle me sonríe, parece otro policía. -Seguro que está bien, ya verás como lo encuentras.

-Eso espero. -Mi voz es solo un suspiro. -Muchas gracias por el ánimo. -Comienzo a correr de nuevo. -¡Adiós!

Mientras me alejo del hombre veo como articula lo que parece ser una despedida de mí. No sé dónde puede estar Spirit, pero me dirijo a la zona donde se hizo el Loud'n Rock sin saber realmente por qué. Empiezo a correr por las calles de La Villa de Niflheim(1), ciudad en la que me crié pero de la que realmente sé muy poco. Oh no, una procesión, esto puede retrasarme tremendamente, ¿qué hago ahora? Acababa de ver a Tyr cruzar la calle a lo lejos. Corro todo lo rápido que puedo y bordeo la procesión de forma ágil y habilidosa.



(1) Niflheim: En la mitología nórdica es el reino de la oscuridad y de las tinieblas, envuelto por una niebla perpetua. En él habita el dragón Níohöggr que roe sin cesar las raíces del fresno perenne Yggdrasil, el árbol de la vida nórdico.







Parezco uno de los antiguos ninjas japoneses avanzando hacia su destino entre las calles de Niflheim. ¡Allí está Tyr! No me pilla muy lejos, tengo que seguir aunque se me salga el corazón por la boca de lo cansado que estoy.

-Espera... allí... -Sollozo mientras sigo corriendo.

Por fin me acerco a Tyr, está parado y cogiendo aire, sentado en el suelo. Parece que espera a algo o a alguien, ¿qué será? Me intriga, quiero saberlo, pero no me atrevo del todo a acercarme. Está a penas a cinco metros de mí, pero está tan tranquilo, tiene un aura tan oscura a su alrededor... Me cuesta mucho acercarme a él, no sé si dejarlo allí y volver en un rato.

-Chico, tienes que ir. -La voz llega de forma inesperada y me es extrañamente familiar. Me giro de forma rápida y asustada.

-¿Quién es usted?

Una vez estoy de espaldas a Tyr lo veo con claridad, es el hombre que me paró hace unos minutos. ¿Cómo habrá llegado aquí? Y, ¿por qué está aquí ahora de nuevo? Realmente me intriga.

-Perdón por aparecer de forma tan repentina. -Se quita el sombrero de gangster que lleva puesto. -Me llamo Joseph(2), aunque todos me llaman Josh. Encantado. -Mueve su sombrero y me lo pone a mí. -Me extiende su mano y me mira sonriente.

-Igualmente. -Le doy la mano y le devuelvo la sonrisa. -Yo soy Eyland, y ése de ahí es...

-Tyr, lo sé. -¿Qué? ¿Por qué sabe quién es Tyr? ¿Qué tiene que ver él con este señor? -No me mires mal, antes has hablado de él.

-Ah, bueno, vale...

Sigo mirándolo extrañado, antes me ha ayudado, pero sigo sin fiarme de él, sus pintas me dan mala espina. El chaqué gris, los zapatos negros con la punta tan perfectamente abrillantada, y el gorro de corte fino que ahora llevo yo puesto, unidos al reloj dorado de bolsillo que le sale de dentro de la chaqueta, le dan un aire de gangster que me hace desconfiar de él aunque sea buen hombre, o lo parezca.

-Y ahora, hijo, deberías ir con tu amigo, parece muy solo. Por cierto, el gorro puedes quedártelo, es un regalo. -Sonríe y desaparece por el ancho de la calle.

-Gracias... -Sonrío de forma tímida. -Supongo.


(2): Joseph: Hace referencia al famoso mafioso Joseph “Capomafia” Bonanno, quién llegó a Nueva York a la temprana edad de diecinueve años y asumió el control del clan Manzano, mafia italiana. Es el único mafioso en cumplir “el sueño mafioso” al morir en su cama y de forma natural a los 97 años en vez de morir asesinado.



Me acerco a Tyr poco a poco, todavía con miedo. Cinco metros... cuatro metros... A los tres metros alza su cabeza y la dirige hacia mí, me mira por un instante y vuelve a mirar al frente sin ningún objetivo fijo aparente. Me ha visto, sé que me ha visto, no hay nadie más aquí.

Sigo acercándome a él, dos metros... un metro... medio... me acerco a la zona donde está él y me siento a su lado.

-Tyr, yo... -Mis palabras suenan como simples suspiros.

-No digas nada.

Su mirada sigue fija en el horizonte y sus palabras son casi impercetibles. Respira de forma apresurada y sin control, cogiendo aire de forma excesiva y casi sin dejar escapar nada.

-¿Estás... bien? -La preocupación se eleva desde mi corazón hasta mi garganta y es transmitida a mis palabras.

-Claro. ¿Por qué no? -Sigue sin mirarme, ¿por qué hace esto?

-¿Seguro? Sabes que te conozco, eres orgulloso como nadie. -Lo miro fijamente.

-Está bien. -Pone su mano en el costado. ¡El costado! ¿Cómo no me di cuenta antes? Hace a penas tres días del navajazo, ¿cómo va a estar bien?

-Correr... No me hace mucho bien, ya sabes... -Medio sonríe y parece que se va a girar y dignarse a mirarme, pero es solo eso, una apariencia.

-No tendrías que... -¿Qué estoy diciendo ahora? ¿Por qué le reprocho esto? No he hecho nada más que eso desde que llegué a la comisaria, es algo que debería cambiar. -Solo... Lo siento, ¿vale?

-No tienes por qué disculparte... -Una lágrima cae por su rostro. -Al fin y al cabo... Tenías razón, de no ser por mí tú... a ti no...

-Ya basta, Tyr.

Se gira y me mira sorprendido. Ahora por fin puedo ver su rostro. Brilla a causa de las lágrimas reflejadas en el sol y sus ojos... Son como el mar, sabes donde comienza su mirada, pero no sabes donde acaba. Realmente me impacta ver su cara así, es como... es como si no tuviera vida. Esos ojos me molestan, ciertamente.

-Yo... Sólo... Te echaba de menos, ya está. Me preocupaba por ti, no te odio. Siento haber sido tan egoísta hace un rato. -Mis palabras caen de mi boca de forma lenta y vacía, no soy yo quien habla, es mi corazón quien lo hace.

-Fue culpa mía, de no ser por mí no te habrían...



-He dicho que ya basta. -Mi mirada lo fulmina rápidamente, puedo notar como se asusta al ver mis ojos.

-Está bien. Bueno, lo siento por eso. Nunca quise que algo así pasara.

-El que tiene que lamentarlo soy yo. Tú me salvaste de ser atracado y no sé si de algo peor y arriesgaste tu propia vida en el intento. Y yo... sólo te reproché aquello que me pasó. Lo siento, lo siento muchísimo. ¿Serás capaz de perdonarme?

-¿Me perdonarás tú por hacerte pasar algo tan horrible?

Nuestras miradas se cruzan por primera vez, ambas miradas tristes y casi sin vida. De pronto y sin previo aviso, una sonrisa débil aparece en mi rostro y, acto seguido, una parecida aparece en el de Spirit.

Sin saber por qué, me acerco tímidamente y abrazo a mi amigo, un abrazo fuerte, de los que quitan el aliento. De hecho, lo hace literalmente. Tyr empieza a toser y me aparta de forma repentina y algo violenta. Lo miro sorprendido.

-Lo siento, lo siento. No te lo tomes a mal. -Noto la impotencia en sus ojos. -Es solo que... ya sabes... la costilla.

-¿Aún duele? -La preocupación se refleja en mi rostro.

-Sí, algo. Hace solo tres días de... aquello. No quiero ni nombrarlo.

-Lo siento si te hice daño, no era mi intención.

-No pasa nada, ha sido... la emoción del momento.

-Sí, supongo que sí.

Ambos reímos, entre sollozos por el dolor de nuestras heridas, pero reímos abiertamente. Este chico sí es mi amigo Tyr, sí es el muchacho que conocí en el Loud'n Rock hace un par de noches.

-Entonces... ¿amigos? -Le tiendo mi mano.

-Amigos. -Sonríe y estrecha mi mano.

-Bueno, lo que no sé es qué haces plantado aquí en medio.

-Pues... La verdad es que quería llegar al lugar donde se hizo el Loud'n Rock, pero el dolor no me dejó correr más que hasta aquí.

-¿Sabes? Allí es donde fui a buscarte, pero, por el camino, te vi aquí, así que paré.

-Es una coincidencia, vaya.




Reímos de nuevo y yo me levanto del suelo tan rápido como mi cuerpo me lo permite. Miro a mi amigo intentando hacer lo mismo sin resultado y le tiendo una mano para ayudarlo a ponerse en pie.

-Y ahora, ¿qué?

-Eso digo yo, ¿y ahora qué?


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